martes, 6 de marzo de 2007

EL ARTE DE SER FELIZ y XVII

Ahí va la reflexión de Herr Arthur Schopenhauer. La número XVII. Quien ha atravesado su vida sin mayores dolores físicos o psíquicos, ha tenido la mayor suerte que ha podido encontrar; no le ocurre lo mismo a quien ha encontrado las mayores alegrias y placeres. Quien pretende medir el curso de la vida según estos últimos, aplica un parámetro totalmente equivocado: porque las alegrias son negativas; pensar que pueden hacernos feliz no es más que una ilusión cultivada y acariciada por la envidia, puesto que no se las experimenta positivamente; en cambio, si a los dolores , de modo que estos son el parámetro de la felicidad de la vida, y se miden por su ausencia. De lo dicho aquí se sigue que no hay que comprar los placeres al precio de dolores: la razón es la misma. En ambos casos es indiferente si los dolores preceden o siguen a los placeres. ¿No hay que coger rosas porque las espinas pueden pincharnos?. Aqui parece encontrarse incluso la verdadera idea fundamental del cinismo. Lo que motivó a los cínicos a rechazar todos los placeres acaso no era precisamente el pensar en los dolores como vinculados de manera más directa e indirecta con los primeros, donde les parecia mucho más importante evitar los dolores que obtener placeres. Estaban profundamente persuadidos del apperçu de la negatividad del placer y de la positividad del dolor, por lo que, de manera consecuente, hicieron todo para evitar el dolor rechazando con todo propósito los placeres, que les parecían las trampas para arrastrarlos a los dolores. Y aquí puede añadirse: la vida de los seres humanos tiene dos lados principales. Uno subjetivo, interior y otro objetivo, exterior. El lado subjetivo interior afecta el bienestar y el malestar, la alegria y el dolor; a lo que debemos atenernos respecto a ello lo acabamos de decir: el menor grado y cantidad posible de sufrimientos es lo mayor que se puede conseguir así; es el lado pasivo. El lado objetivo, exterior es la imagen que representa nuestra manera de vivir, el modo en que desempeñamos nuestro papel. Aquí se encuentra la virtud, el heroismo, los logros del espíritu; es la parte activa. Aquí la diferencia entre las personas es mucho mayor que en aquel otro lado, donde la única distinción es un poco más o menos de sufrimiento. Por eso deberiamos poner nuestra atención principalmente en este lado objetivo de nuestra vida, mientras la mayoria d elas veces nos fijamos en el otro lado. Puesto que nuestros actos se encuentran en este lado objetivo, el que se muestra externamente, los griegos llamaron la virtud y lo que pertenece a ella, algo así como lo que es bello de ver. Y dado que solo en este lado hay grandes diferencias entre una persona y otra , incluso aquella que aquí se situa en el primer lugar, en el primer lado, no obstante, se parece bastante a las demás: también para ella la felicidad positiva no existe, sino solo el sufrimienyo positivo, como para todos los demás.
"Una corona de laurel, donde la veas, es una señal La corona de laurel, donde se te aparece, es una señal de sufrimiento más que de felicidad" Goethe, Tasso III, 4

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