"Él fue incinerado y no pude resistir hacerme un tirito con él. A mi padre no le habría molestado, no le importaba una mierda", añade el rockero británico, que también relata la que él considera su peor experiencia con las drogas. "Fue cuando alguien me puso estricnina en mi droga. Ocurrió en Suiza. Estaba en muy mal estado, pero consciente. Podía escuchar a todo el mundo cómo me decía, señalándome: 'Está muerto, está muerto', pero yo pensaba: 'No estoy muerto", explica.
Richards afirma sentirse disgustado por haber salido de la lista de personajes con más posibilidades de morirse en los próximos diez años y, desafiante, asegura haber asistido al funeral de un médico que le pronosticó seis meses de vida. "Los obituarios me interesan estos días. No creo en los doctores. No hace falta decir que hay algunos buenos, pero en términos generales no, no los creería en absoluto", apunta.
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