lunes, 16 de abril de 2007

JUICIO 11 - M SUMARIO 20/04 VIGÉSIMO QUINTA SESIÓN

La 25ª jornada del juicio del 11-M comenzó con el testimonio de dos guardias civiles que interceptaron a Jamal Ahmidan 'El Chino' en la carretera A-1 el 5 de diciembre de 2003.

En el maletero llevaba tres cuchillos grandes y dos maletas con ropa robada de 'El Corte Inglés'. Consigo, documentación falsa de nacionalidad belga y un fajo de billetes. Sin embargo, no se le detuvo. Uno de los agentes ha declarado que se mostró "nervioso" y con actitud "chulesca": "Nos dijo que éramos unos racistas y que nos íbamos a enterar".

Era de noche. 'El Chino' estaba entre unos camiones parados en el arcén, entre los kilómetros 87 y 88 de la carretera de Burgos, a la altura de Buitrago de Lozoya (Madrid). Su vehículo, un poco más adelante, averiado. Estaba "nervioso" y pidió a los agentes que le ayudaran a empujar el coche para poder arrancarlo, pero como era un vehículo automático, eso no era posible. Se identificó con "una carta belga" que "levantó las sospechas" de los guardias civiles.

Las sospechas sobre él aumentaron cuando intentaron averiguar de dónde venía: "De Bilbao, del centro, de ver a mi hermana". "Rápidamente le pillamos que era mentira", han coincidido en señalar los dos agentes. Se contradecía al dar las señas de su pariente. También mintió al negar que hubiera pasado por esa misma carretera aquella mañana, en sentido contrario, hacia el norte. Pero uno de los agentes, el L-05953-K, se había quedado con su cara y con el vehículo tan "llamativo" que llevaba cuando tuvieron que parar el tráfico para permitir el paso de un cortejo fúnebre.

Al abrir el maletero, una sorpresa: tres enormes cuchillos y una maza. Según uno de los agentes, lo denunciaron a la Delegación de Gobierno y esa fue toda su intervención. Tampoco les movió a hacer nada el contenido de las dos maletas que llevaba con camisas robadas de El Corte Inglés. Ni la documentación extranjera, ni el tipo de coche, que iba a nombre de otra persona, Youssef ben Salah, ni su actitud "nerviosa" y "chulesca".

El abogado del procesado Rafa Zouhier le ha preguntado al agente J-35844-R si con todo eso no encontraron ningún motivo para retenerlo o detenerlo, aunque fuera para comprobar dónde había efectuado el robo, de dónde había sacado esa documentación, ese coche, que tampoco era suyo, o esos cuchillos. El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ha hecho suya la pregunta y se la ha formulado sin rodeos: "¿Por qué no lo detienen?". "Por dos camisas con un chip...", ha respondido uno de los agentes. Pero no eran sólo dos camisas, sino dos maletas llenas. Acorralado por las evidencias, no le ha quedado otra que responder: "No procedía".

Su compañero, sin embargo, no ha señalado nada sobre que las camisas fueran robadas. El coche fue llevado a un taller de Buitrago de Lozoya aquella madrugada. Su dueño se encargó de llevar a Jamal Ahmidan y al vehículo a la mañana siguiente a Madrid. Según un guardia civil, lo llevó a Vallecas; según el otro, a Lavapiés.

La acusación de la fiscal, Olga Sánchez, considera al suicida de Leganés Jamal Ahmidan organizador de los atentados del 11-M, una acusación que se va sosteniendo con los testimonios oídos en estos dos meses de juicio. El 29 de febrero de 2004, cuando volvía de Asturias, supuestamente con el coche lleno de explosivos, fue parado por la Guardia Civil por exceso de velocidad y multado.

Uno de los testigos citados también para este lunes era un ciudadano español que tuvo un incidente de tráfico con el coche de 'El Chino' en la M-40 de Madrid, en enero de 2004, pero ha fallecido. Además de estos agentes, han testificado ante el tribunal dos empleados de un concesionario BMW de Getafe al que el procesado Abdelilah el Fadual el Akil llevó a reparar el coche de Jamal Ahmidan. También ha declarado Acharf Ouahabi, amigo del procesado Rafa Zouhier.

El sirio Safwan Sabagh, detenido el 23 de marzo de 2004 como sospechoso del 11-M y puesto en libertad a los pocos días, ha declarado ante el tribunal como testigo sobre su amistad con uno de los suicidas de Leganés, Allekema Lamari. Según Sabagh, él mismo lo advirtió en una llamada realizada el 27 de marzo de que la policía le había preguntado por él y de que tuviera cuidado. "No te preocupes; no me cogerán vivo", le respondió Lamari.

Asentado en Valencia, sus números de teléfono (el de su móvil y el de su negocio, un asador de pollos), fueron hallados, anotados en un papel, en el coche Skoda Fabia supuestamente empleado por los terroristas el día 11 y descubierto en junio de 2004. Además, sus huellas aparecieron en un libro hallado en Leganés. Según ha alegado, se lo había dejado a Lamari, que murió en el piso, cuando estaba en la cárcel. Una vez en libertad, el suicida tenía por costumbre visitarle una vez cada 15 días, ha dicho.

Según publicó el diario EL MUNDO, Safwan Sabagh era confidente del Centro Nacional de Inteligencia y se encargaba de controlar a Lamari cuando salió de prisión antes de tiempo (por un error judicial). Cuando el abogado de Jamal Zougam le ha preguntado si había colaborado con la policía o con los servicios de inteligencia, Sabagh lo ha negado riéndose de la pregunta. "¿De qué servicio de inteligencia? Como me han atribuido varios...", se ha burlado. Finalmente lo ha negado.

Cuando el 28 de marzo, ya detenido, habló con Lamari, éste le preguntó por qué le habían detenido, pero no le comentó nada de los atentados, según ha sostenido.

Preguntado por qué el 2 de abril, una vez libre y un día antes del suicidio colectivo de Leganés, vino a Madrid desde Valencia, ha argumentado que solía ir a la capital "a comprar género".

Safwan Sabagh ha reconocido que también conocía al presunto organizador de la masacre Serhane Abdelmajid Fakhet 'El Tunecino' porque le compró un pollo en dos ocasiones. Además, conocía a Abu Dadah, condenado por liderar la célula española del 11-S, que este martes declara ante el tribunal.

Entre los testigos que han prestado declaración hoy ante el tribunal del 11-M se encuentra el hermanastro de Jamal Zougam, Mohamed Chaoui, su "medio hermano", como lo ha denominado el presidente, Javier Gómez Bermúdez. Según ha sostenido, el 11 de marzo, cuando se despertó, Zougam estaba durmiendo frente a él, en la habitación que ambos compartían, en un piso del barrio de La Elipa.

Cuando el testigo salió de la ducha, entró en ella el hoy procesado; después, Mohamed se fue a trabajar y Jamal se quedó "un ratito" con su madre, antes de coger el coche, como cada día, para ir a la tienda de Lavapiés. En este establecimiento de la calle Tribulete es donde se vendieron las tarjetas de los teléfonos móviles empleados para confeccionar los artefactos explosivos de los trenes.

Nadie le ha preguntado al testigo si es cierto que habló con su hermano por teléfono para advertirle de que había mucho tráfico en el centro, como sostuvo Zougam en su relato de aquella mañana.

En contra de lo que sostuvo en su declaración policial, Mohamed Chaoui ha afirmado que su hermanastro no compraba ni vendía nunca tarjetas de telefonía móvil, sino que eran él y el otro socio, Mohamed Bakali, quienes se ocupaban de ello. De hecho, los indios Rakesh y Suresh Kumar que distribuyeron los 'packs' de teléfonos y tarjetas a la tienda de Zougam no identificaron a éste como el comprador, sino a los otros dos.

El testigo ha alegado que ante la policía dijo lo contrario porque le obligaron y le pegaron. Además, ha añadido que los 'packs' de tarjetas que vendían se los llevaba Bakali a casa todas las noches para evitar que fueran robados en la tienda.

Por otro lado, Mohamed ha señalado que su hermano tenía amistad con Hassan, el dueño de la peluquería 'Paparazzi' que hay en la calle Tribulete. A preguntas de la defensa de Zougam, el testigo ha señalado que Hassan tenía un amigo en el CNI que "investigaba las cosas de ETA en Lavapiés" y que falleció en estos tres años, tras los atentados.

Preguntado si la semana anterior al 11-M observó más presencia policial en Lavapiés que de costumbre, el hermanastro y socio de Zougam ha respondido que Bakali le había comentado que, frente a la tienda, vio a dos agentes de policía secreta metidos en un coche durante todo un día.

Sobre Jamal Zougam, procesado como autor material de los atentados por haber sido identificado por tres pasajeros de los trenes, también hay que señalar que otro testigo lo ha identificado en un escenario del que hasta ahora estaba excluido: la finca de Morata de Tajuña donde, según la investigación, se prepararon las bombas.

Un vecino de la zona, Luis Alfonso Sánchez Moreno, ha asegurado que, antes de los atentados, vio pasar a un joven de rasgos árabes, con el pelo largo y rizado, conduciendo una furgoneta blanca. Él era Jamal Zougam, según el reconocimiento que hizo ante el juez instructor, Juan del Olmo. La furgoneta podría ser la Renault Kangoo que luego, el 11-M, apareció aparcada junto a la estación de Renfe de Alcalá de Henares y en la que se descubrieron siete detonadores y restos de un cartucho de Goma 2 ECO. Viendo la fotografía del procesado que le ha mostrado el tribunal, lo ha identificado como la persona que vio.

Por el tribunal del 11-M han pasado este lunes varios vecinos de la señalada finca de Morata que han certificado que en ella había movimiento de personas árabes, que hacían obra en la casa y también salían a hacer deporte por la zona. Ninguno de los testigos los oyó rezar ni cantar. Uno de ellos, Luis Pozo Martín, ha afirmado que los fines de semana, allí, al lado, había "permanentemente" hombres de la Guardia Civil vigilando la zona porque había un coto de caza cercano.

Otra vecina de la zona, Lucía Moreno González, ha ratificado su declaración antel juez instructor, Juan del Olmo, y ha afirmado que un día vio por allí al procesado Rabei Osman el Sayed 'Mohamed el Egipcio', presunto 'cerebro' de los atentados y hasta ahora ausente de todos los escenarios de la trama.

Otro de los nombres que ha salido a relucir en relación con la finca de Morata de Tajuña ha sido el del procesado Otman el Gnaoui, que defendió su inocencia asegurando que no tenía nada que ver con 'El Chino' y los otros inquilinos, pese a que vivió en aquella casa mientras duró la obra en la que trabajaba.

Su novia, Ikram Boulaion, ha apoyado su testimonio sosteniendo que él no estaba a gusto en aquella casa, que estaba deseando que terminase la obra y que le preocupaba haber perdido su documentación, la misma que luego apareció en el piso de los suicidas de Leganés con la foto del presunto organizador de los atentados Jamal Ahmidan 'El Chino'.

¿Alguién se explica el comportamiento de la guardia civil?. Yo no. Ni que decir tiene. No es el único, desde luego.

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