martes, 1 de mayo de 2007

EL ARTE DE SER FELIZ y XLIV

La verdad de la eudemonología sigue siendo que importa mucho menos lo que se tiene o representa de lo que se es. La mayor fortuna es la personalidad. En todo y con todo, en realidad, uno disfruta solo de si mismo; si el yo mismo no vale mucho entonces todos los placeres son como vinos deliciosos en una boca con regusto a hiel. Como los grandes enemigos de la felicidad humana son dos, el dolor y el aburrimiento, la naturaleza tambien dió a los seres humanos una protección contra ambos. Contra el dolor (que mucho más frecuentemente es espiritual que físico) la alegria y contra el aburrimiento, el espíritu. Sin embargo, ambos no están emparentados y en los grados más altos, probablemente incluso son incompatibles. El genio es pariente de la melancolia y los ánimos muy alegres solo tienen capacidades espirituales superficiales. Aristoteles opina que todos los hombres geniales son melancólicos. Por eso, cuanto mejor una naturaleza está armada contra uno de estos males, tanto peor suele estarlo contra el otro. Ninguna vida puede permanecer del todo libre de aburrimiento y dolor. Ahora bien, significa un favor especial del destino cuando un ser humano se ve principalmente expuesto a aquel de los dos males contra el que la naturaleza le ha armado mejor, o sea, si manda mucho dolor allí donde hay mucha alegria para soportarlo, y mucho ocio libre allí donde hay mucho espíritu; pero no a la inversa. Porque el espíritu hace sentir el dolor de manera doble y múltiple; y para una mente alegre sin espíritu la soledad y el ocio sin ocupación son del todo insoportables.

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