lunes, 7 de mayo de 2007

JUICIO 11 - M TRIGÉSIMO TERCERA SESIÓN

Este lunes continuó la declaración en calidad de testigo del preso islamista Khamal Ahbar. Había quedado interrumpida el pasado viernes, cuando se presentó como el testigo que todo lo sabe sobre el 11-M. Entonces, culpó a todos los que están muertos y exculpó a buena parte de los acusados que se sientan en la pecera de seguridad de las instalaciones de la Audiencia Nacional. Pero lo más novedoso fue que señaló a dos confidentes como las dos personas que idearon la masacre: el confidente Cartagena y el confidente Sabagh.
Siguió la misma dinámica aunque matizó algunas de sus declaraciones. Sin embargo, el protagonismo fue para el presidente del tribunal, Gómez Bermúdez, que estuvo cortante con el testigo. Le pidió que se ajustara a lo que le estaban preguntando y planteó sus dudas sobre la verosimilitud del relato que estaba oyendo.
Ocurrió cuando uno de los letrados preguntó al testigo por qué los terroristas eligieron la fecha del 11-M de marzo para atentar. "Esa fecha es una prueba de que han sido manipulados", dijo el preso islamista, que antes había apuntado que ellos quería atentar más tarde aunque "tuvieron que adelantar la fecha". Gómez Bermúdez cortó rápidamente esta línea del interrogatorio.
Quien zanjó sus preguntas fue otro letrado cuando el testigo admitió que este fin de semana pasado le explicaron que "los últimos explosivos se trasladaron desde Asturias a Madrid en dos coches". Muy poco antes había dicho que para ese traslado se utilizó la furgoneta Kangoo, que supo de ella a través de los periódicos. La cuestión es que el otro día dijo que habían cargado los explosivos en una furgoneta, y hoy ha ratificado esto, ha añadido que se trataba de la Renault Kangoo que encontraron aparcada en Alcalá de Henares el 11-M y que era 'El Chino' el que la conducía. Sin embargo, 'El Chino' fue interceptado por la Guardia Civil el 29 de febrero en un Toyota Corolla y no en una furgoneta. Al decirle esto, ha alegado que los últimos explosivos los trajeron en dos coches, por lo que, según él, se deduce, que hubo más de un viaje con los explosivos.
Varias fueron las ocasiones en las que Gómez Bermúdez le pidió al testigo que se limitara a contestar lo que le preguntaban. En un momento llegó a acompañar su petición con una llamativa frase: "Diga lo que le preguntan, si es que sabe algo de verdad".
Del piso de Leganés explicó, sin que le preguntaran, que Afalah estuvo en el piso de la calle Martín Gaite hasta las 12 ó 12:30 horas de ese día. Salió, según su testimonio, para mandar "un fax de declaración de responsabilidad y vio gente que no le gustaba". Dos horas después dejó la casa "El Chino" para ir a una tienda a comprar y también vio a personas "sospechosas". Según contó, le intentaron detener en la tienda y llamó a sus amigos: "Salid a la ventana", les dijo, y uno de ellos disparó a un policía. Llamó la atención de su relato que se refirió a Jamal Ahmidan con un alias que ningún otro de sus conocidos utiliza.

El testigo detenido en la operación Sello II, ha indicado que los terroristas pensaban atacar primero la Academia de la Guardia Civil en Jaén. Además, ha señalado que planeaban nuevos atentados, para lo que disponían de 200 kilos de explosivo, pero que un imán le dijo que esperaran. Ha aportado una nueva versión sobre la actuación de los ocupantes del piso de Leganés antes del suicidio, el 3 de abril de 2004. Según él, los terroristas pensaban inmolarse ese mismo día con cinturones de explosivos.

El nunca estuvo en Leganés, ha dicho; ni en la finca de Morata, ni en el local de Virgen del Coro. Lo sabe todo "por referencias", ha insistido. También ha afirmado que el piso de Leganés nunca estuvo pensado como piso de seguridad para atrincherarse y que para este fin estaba designado el piso alquilado en Granada.

Del confidente Cartagena contó que supo que se le conocía así por los periódicos y admitió que en la cárcel ha coincidido con algunos de los acusados. De nuevo Gómez Bermúdez volvió a intervenir para decir que "no vamos a dar pábulo a nombres o argumentaciones inútiles para el esclarecimiento de los hechos". La sesión del juicio del 11-M ha continuado con el testimonio de un comisario de la policía italiana que investigó al procesado Rabei Osman el Sayed 'Mohamed el Egipcio', presunto 'cerebro' de los atentados. Él mismo se atribuyó la planificación de los mismos, según la policía italiana, que espió al sospechoso con cámaras y micrófonos en su casa y escuchas telefónicas.

Así lo ha puesto de manifiesto el comisario de la División de Información General y Operaciones Especiales (DIGOS), que es la unidad antiterrorista de la policía italiana.

Sin embargo, el agente, que comparecía como testigo, ha reconocido que a partir de su llegada a Milán, en febrero de 2004, Rabei Osman no ha contactado ni tratado de contactar con ninguno de los presuntos implicados en los atentados ni con llamadas, ni con mensajes sms ni con correos electrónicos, pese a que tenía el número de teléfono de algunos de los procesados como Basel Ghalyoun, Mohamed Almallah Dabas o Fouad el Morabit. Sólo hubo una llamada infructuosa al teléfono de Fouad el Morabit el 7 de abril de 2004, cuando éste ya estaba en prisión.

El testigo confirmó que "El Egipcio" se trasladó a Milán para residir en la vivienda del que iba a ser su cuñado y que vivió en esta casa de la vía Cadore en compañía de dos personas de origen árabe que no tenían vinculación alguna "con el radicalismo". No abandonó Milán en ningún momento desde su llegada y llevaba una vida rutinaria con escasez de relaciones con otras personas. Así indicó que al margen de su labor de adoctrinamiento del joven Yahia, por la que ha sido condenado en Italia, la División no puede asegurar que Osman El Sayed se dedicara a preparar a muhaydines para ser enviados a Irak.

El abogado de 'Mohamed el Egipcio', Endika Zulueta, ha tratado de demostrar, con un detallado y audaz interrogatorio, que las conclusiones de la policía italiana trasladadas a la justicia española no están bien fundadas y que la investigación tiene sus lagunas.

Zulueta hizo hincapié en la escasez de recursos de su defendido y preguntó al policía italiano sobre la cantidad de dinero que se le incautó en el momento de su detención. El agente admitió que poseía muy poco dinero, (menos de dos euros). El letrado preguntó también por el calificativo de "maestro" que, según dio a entender en un principio el testigo policial, "El Egipcio" habría empleado en alguna conversación para referirse a "El Tunecino", uno de los muertos de Leganés. El comisario tuvo que admitir, que ese calificativo, el acusado lo empleó sólo ante el juez italiano y para explicar que "El Tunecino" le había dado clases de español.
El defensor de "Mohamed El Egipcio" inquirió sobre las autorizaciones con las que contaba la División para realizar las escuchas e insistió en la posible carencia de un permiso para acceder al domicilio con objeto de colocar los micrófonos. El agentes respondió que el juez encargado de la causa admitió las escuchas ambientales en las que queda implícito el permiso para entrar en la casa. Explicó que los métodos para lograr introducirse en pisos son muy variados y que en la mayoría de las ocasiones se obtiene una segunda copia de la llave de la puerta de entrada.

Una de las pruebas señaladas en el sumario del 11-M es que la policía italiana encontró en su casa un papel que decía "11-03-04 shahid miel" ('shahid' significa martirio y la policía interpreta que 'miel' se refiere al explosivo). Sin embargo, el comisario ha señalado que no se puede acreditar que esa anotación fuera de Rabei y de su puño y letra. Además, el papel consta en el sumario italiano y no en el español. Sobre el resto de personas que vivían en el mismo piso, el policía ha afirmado que también fueron investigados y que no eran "tan radicales" como el procesado.

También ha conseguido que el policía dijera que Rabei no tenía dinero (le incautaron menos de dos euros cuando lo detuvieron), que llegó a Italia porque se iba a casar allí y que vivió en casa de su cuñado, junto con al menos otras dos personas que no eran radicales. Su vida, según el seguimiento que se le realizó, era rutinaria, pobre y sin apenas relación con otras personas. A principios de julio se fue a vivir a la casa de su discípulo Yahya, donde ambos fueron detenidos. Fue en el calabozo donde escucharon a 'El Egipcio' pedirle a Yahya que no le traicionara, según la investigación italiana.

El abogado defensor ha destacado que alguien a quien se le acusa de captar y adoctrinar 'muyahidin' tenía un sólo pupilo, según pudo constatar la policía. El comisario ha detallado las prácticas de adoctrinamiento: rezos, cánticos sobre el martirio, visionado de vídeos sobre 'muyahidin', lectura de propaganda 'yihadista' en Internet, incitación al martirio...

Dada la dificultad de su defensa -puesto que hay una conversación de 26 de mayo de 2004 atribuida a su cliente en la que admite ser el 'cerebro' del 11-M-, el abogado ha optado por presentar a su cliente como un hombre demasiado fantasioso e incluso fanfarrón, como le describió Fouad el Morabit.

En cuanto a la credibilidad de las afirmaciones realizadas por "Mohamed El Egipcio" en sus conversaciones telefónicas o ambientales en relación a su participación en los atentados del 11-M, Zulueta preguntó sobre la existencia de contrastes de las mismas y los motivos para no calificarlas de "pura fantasía". "Para mi Rabei Osman es una persona muy creíble", aseguró el testigo. El defensor puso varios ejemplos de historias relatadas por su cliente a su discípulo Yahia y demandó al agentes explicaciones sobre la posibilidad de que estas fueran ciertas o falsas.
Así explicó que contó a Yahia que en España ganaba 2.000 euros al mes e incluso había jornadas en que conseguía 1.000 euros al día. También le dijo que tenía un sistema por el que conseguía cambiar sus huellas dactilares cuando él quisiera o que tenía un amigo en Holanda que había logrado dañar todos los ordenadores del mundo. En cuanto a la referencia a un "secador de pelo mortal" con el que se conseguía matar a cualquiera únicamente orientando el aire, Zulueta preguntó si se localizó algún aparato similar en el registro. El agente negó que se localizara nada similar en el registro.

Así, ha preguntado al policía si realmente dio credibilidad a la historia que le cuenta al joven Yahya de que Al Qaeda puede matar con un aparato parecido a un secador de pelo que lanza al aire una sustancia venenosa.

Entre hoy y mañana terminarán de declarar la treintena de testigos que aún faltan por hacerlo, con lo que serán aproximadamente unos 300 testigos los que habrán declarado en la vista, y no unos 650, como estaba previsto en un principio, ya que las acusaciones y defensas han renunciado a muchos de los que propusieron en su escrito de conclusiones provisionales. Así las cosas, los datos una jornada más, extraidos de las fuentes de trabajo habituales, El Mundo, El pais y Liberdad Digital. (De todos se extraen datos y puntos de vista diferentes, hasta omisiones deliberadas). Será tratada esta cuestión en próximo post.

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