Cuando está en su punto la fermentación, se le añade todavía arroz, se le filtra y se le deja envejecer en un tonel.
Incoloro y más bien dulzón, el sake, tiene sin embargo , un regusto final amargo.
Los japoneses lo sirven tibio en tazas de porcelana y muy a menudo es bebido al final de las comidas. En definitiva, algo insípido y sin mordiente como corresponde a la cocina japonesa.
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