Es más, para la abogada, la detención de su cliente y su implicación en esta causa ha sido interesada y "convenientemente utilizada para desviar la atención de los verdaderos autores". "Se han servido de los acusados para despistar", ha agregado. .
"El lugar inadecuado" se refiere a la finca de Morata de Tajuña, donde trabajó Otman entre el 6 de febrero al 2 o 3 de marzo de 2004 y donde, según la Fiscalía, los terroristas almacenaron los explosivos y montaron las bombas que estallaron en los trenes.
"Las personas inadecuadas" son Jamal Ahmidan 'El Chino' y otros amigos suyos que convivían en la finca de Morata y que acabaron suicidándose en el piso de Leganés el 3 de abril de 2004. La fiscalía los considera autores materiales de los atentados. Según sostiene El Gnaoui y confirmó su compañera sentimental, estaba en paro cuando el hermano de Jamal Ahmidan 'El Chino' le dijo que éste necesitaba gente para rehabilitar la casa de Morata.
La fiscal le atribuye a Otman una relación "muy intensa" con 'El Chino'. Y la letrada responde que se conocieron en febrero y que un mes no es tiempo suficiente para convertirse en fundamentalista cuando apenas se es religioso ni para integrarse en una organización terrorista. El 2 o 3 de marzo, 'El Chino' le dijo que no volviera a la finca de Morata y se distanció de allí en las fechas previas al atentado. Eso significa, según la abogada, que no era de su confianza. "Si lo llamamos integrante, tendría que estar integrado", ha recalcado Bernal.
Además, Otman sostiene que él y Hamid Ahmidan eran marginados por el resto del grupo porque no rezaban, y ni comían con el grupo ni participaban de otras actividades conjuntas, como jugar al fútbol. Otman iba allí a trabajar y dormía en su casa, no como el resto. Eso no es estar integrado ni ser de confianza, ha reiterado la abogada. Si "se le excluyó", lo lógico es pensar que desconocía el plan terrorista. Y si Otman tenía 29 llamadas de 'El Chino' es porque le estaba arreglando la casa.
El problema es que, pese a esa supuesta falta de confianza alegada por la defensa, 'El Chino' llamó por teléfono a Otman el 29 de febrero de 2004 y le pidió un favor: que fuera a buscarle a Burgos con los chicos (dos de los que se suicidaron posteriormente), con dos coches y "el clavo largo". Según la investigación, 'El Chino' volvía de Asturias cargado de explosivos de Mina Conchita. Otman sostiene, primero, que le pidió que fuera a la salida de Madrid por la carretera de Burgos y que nunca llegó a esa provincia; segundo, que no sabía qué era el "clavo largo". Según un testigo, era un arma, y la fiscal lo interpreta como el fusil Sterling de 'El Chino'.
De aquella conversación ha quedado constancia documentada porque Otman tenía el teléfono intervenido por la Policía. En este punto, Beatriz Bernal ha reivindicado la nulidad de esas conversaciones intervenidas porque la orden judicial de la intervención es arbitraria, sin ninguna investigación previa detrás ni ningún indicio de criminalidad. Según la abogada, sin ninguna justificación, eso viola el derecho a la intimidad amparado por la Constitución. Por otro lado, ha destacado que su cliente sabía entonces que tenía el teléfono 'pinchado', pero no lo cambió porque sabía que no estaba haciendo nada malo.
En cualquier caso, Bernal ha asegurado que Otman no sabía que Jamal Ahmidan traía explosivos, pero, además, la abogada ha puesto en duda que en ese viaje hubiera dinamita de por medio porque, según ella, no se ha podido demostrar. Para la letrada no es suficiente con el testimonio de Gabriel Montoya 'El Gitanillo' relatando el robo de la dinamita en la madrugada del 29 de febrero.
En descargo de su cliente, la abogada ha destacado que él mismo acudió a la comisaría a decir que él había estado en la finca de Morata de Tajuña y a contar todo lo que había visto allí.
Por otro lado, se ha referido al hallazgo de un pasaporte a su nombre con la foto de 'El Chino' en el piso de Leganés. La fiscalía le acusa de haberle facilitado su documentación a Jamal Ahmidan. Pero él asegura que creyó haberla perdido, aunque después de comprobar que 'El Chino' era terrorista, pensó que se lo había robado. Dos testigos, su ex compañera sentimental y Abdelilah el Fadual, procesado, testificaron haber visto a Otman preocupado por la pérdida de su documentación a finales de febrero de 2004. Lo denunció a la Policía el 10 de marzo de 2004 y la Fiscalía considera sospechoso que no lo hubiera hecho antes.
Finalmente, Beatriz Bernal ha señalado que Otman el Gnaoui ni es integrista ni odia a España, "país elegido para vivir libremente", ni es violento. "Permitir una injusticia abre la puerta a otras injusticias", ha aseverado antes de pedir la libre absolución de su cliente.
José Luis Laso, abogado de Abdelilah el Fadual el Akil, ha acuñado la frase: "Ser amigo de un terrorista no le convierte a uno en terrorista".
Su cliente era una de las personas de confianza de Jamal Ahmidan 'El Chino', según la fiscalía, y formaba parte de su organización delictiva, que traficaba con drogas y con coches y que acabó absorbida por los planes terroristas de Serhane 'El Tunecino'.
Durante la estancia en prisión de 'El Chino', hasta agosto de 2003, Abdelilah aprovechó los contactos de la red delincuencial de Jamal Ahmidan para fundar él su propia red; cuando salió de prisión, ambos retomaron el contacto. La fiscalía afirma que ayudó a 'El Chino' a conducir desde Ceuta el coche que después utilizó para llevar los explosivos de Asturias a Madrid.
Y le acusa de falsificar documentación para él. De esto último, alega el abogado, sólo hay un testigo que declaró que pudo haberlo hecho alguna vez y antes de la entrada de Ahmidan en prisión. Sobre los múltiples contactos telefónicos entre ambos, Laso ha alegado que era normal porque eran amigos.
La letrada de Mohamed Bouharrat -al que "nadie conoce", según ha destacado- ha comprado en el locutorio del presunto autor material, Jamal Zougam y en la carnicería del presunto terrorista Rachid Aglif; ha frecuentado el restaurante Alhambra, donde, según la Fiscalía, se reunían los 'yihadistas'; y el también presunto terrorista Mouhannad Almallah Dabas le ha reparado el aparato de aire acondicionado a sus padres.
"Casi había más indicios en contra de esta letrada que de su cliente porque conozco a más coimputados y he estado en los lugares que se han mencionado en este procedimiento", ha argumentado, añadiendo después: "Yo podría salvarme, pero mi marido, que es musulmán y también se cortaba el pelo en la peluquería Paparazzi, la verdad es que no tendría salvación". (Esa peluquería era otro supuesto centro de reunión de integristas.)
Todo esto, según ha dicho, la letrada, la hace digna de ser investigada. Su cliente tiene menos relación con los hechos, ha insinuado pues "nadie lo conoce ni le han visto con terceros", "muy poco se le ha mencionado" a lo largo de todo el juicio y en los esquemas de la fiscalía y las acusaciones particulares "no encaja en ningún grupo", está "en tierra de nadie".
De esta manera, la desvinculaba de la venta de explosivos que, según la fiscalía, llevó a cabo su ex marido, Emilio Suárez Trashorras, al terrorista Jamal Ahmidan 'El Chino'.
En aquella época, alega la letrada, Mónica Peña, Carmen "ni se imagina la vida que lleva Emilio". En este sentido, ha recordado que su cliente ha conocido en la vista oral del juicio que su ex marido frecuentaba prostíbulos e iba a determinados lugares de ocio. Ausente de voluntad, acompañaba a su esposo donde él la llevaba.
Las acusaciones contra Carmen Toro oscilan entre la complicidad o cooperación con su marido en el suministro de explosivos al liderazgo de la trama. Por los primeros delitos, la Fiscalía pide para ella seis años de prisión; por los otros, como cooperadora necesaria de la masacre, otras acusaciones piden casi 39.000 años.
El principal nexo de Carmen Toro con los atentados del 11-M es que estuvo presente en la reunión que su ex esposo tuvo con Jamal Ahmidan 'El Chino' en el McDonald de Carabanchel en octubre de 2004 y en el encuentro que ambos mantuvieron en la finca de Morata de Tajuña unos días antes de los atentados. Además, le vinculan las llamadas que la Fiscalía atribuye a su teléfono móvil con el propio Jamal Ahmidan.
Sobre esto último, la abogada defensora ha alegado que, según ha reiterado la acusada, ese teléfono, aunque estaba a su nombre, era el teléfono familiar: lo usaban tanto Carmen como Emilio y ella lo dejaba en casa cuando iba a trabajar porque en su empleo no podía usarlo. Por otro lado, si 'El Chino' era un islamista radical que menospreciaba a las mujeres, y así se ha puesto de manifiesto en la causa, no iba a mantener negocios con una mujer.
La única ocasión en la que Carmen habló con 'El Chino' -ha asegurado la letrada- fue en la finca de Morata de Tajuña, a la que acudió, una vez más, llevada por su marido. Entonces, Jamal Ahmidan le puso de manifiesto la legitimidad de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, a lo que ella respondió contrariada y enfrentándose al argumento de su interlocutor. Pese a aquel comentario, dice la letrada que "es imposible" que ella "pensase que era un terrorista", como sostiene la fiscalía y algunas acusaciones.
Respecto a la reunión del McDonald de octubre de 2003, Carmen se sentó en una mesa aparte mientras Emilio Suárez Trashorras departía con 'El Chino' y Rafa Zouhier. Emilio admitió que Jamal Ahmidan le preguntó si sabía cómo conseguir explosivos, aunque asegura que sólo se negoció hachís.
Que ella quedó al margen lo confirmaron Emilio, Rafa, Rachid Aglif, que dice que sentó en otra mesa, y el testigo Pablo Álvarez Moya, que acudió en aquel viaje a Madrid con la pareja y se sentó con Carmen en la misma mesa. Esto demuestra, según la abogada, "la docilidad con la que Carmen deja de intervenir en aspectos de la vida de su marido. Se limita a adaptarse a los planes de Emilio".
Mónica Peña ha recordado la famosa frase que su cliente dijo en la comisaría de Avilés: "Cariño, di lo que tengas que decir, pero a mí déjame al margen". "Cada uno la utiliza a su conveniencia", ha señalado. Eso, según la letrada, no denota ninguna responsabilidad en el presunto negocio de los explosivos, sino que significa: "Yo no tengo nada que ver con tus negocios". Su "candidez" es tal que lo dijo delante de los policías que había en la comisaría.
Además, la abogada ha alegado que ninguno de los otros procesados por el tráfico de explosivos conocía a Carmen, ni siquiera Gabriel Montoya 'El Gitanillo', condenado por haber reconocido que participó en el robo y traslado de dinamita dirigido, según él, por Trashorras.
A eso de las 18 horas ha presentado informe la defensa de Emiliano Llano Alvarez . También expuso este miércoles su informe de conclusiones definitivas la abogada del vigilante de Mina Conchita Emilio Llano, Pilar Gómez, que pidió su libre absolución por falta de pruebas. La letrada recordó que Emilio Llano siguió con "el mismo sistema" que el anterior encargado. Sus superiores nunca le indicaron que cambiara esta manera de trabajar, destacó la letrada, que agregó que la Guardia Civil había percibido irregularidades en la gestión de la mina pero que lo toleró como sucedía en todas las explotaciones asturianas.
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