La letrada de Iván Reis, María del Mar Ramos, ha insistido en que las pruebas periciales practicadas en el juicio no han conseguido acreditar que la bolsa que él transportó en autobús el 9 de enero de 2004, y que entregó a Jamal Ahmidan 'El Chino', contuviera explosivos. El acusado asegura que Trashorras le dijo que se trataba de hachís en mal estado que tenía que devolver al vendedor. Y así lo mantuvo Trashorras en su declaración ante el tribunal. Asimismo ha destacado que ninguno de los testigos que han declarado sobre la trama asturiana conocía el contenido de aquella bolsa. Iván Reis "estaba convencido" de que transportaba hachís, así que no se le puede atribuir una actuación dolosa.
En cualquier caso, como otros letrados relacionados con los procesados asturianos, la abogada de Iván Reis ha destacado que no ha conseguido averiguarse la marca y el origen del explosivo que estalló en los trenes, por lo que no se puede vincular a su cliente con las víctimas de los atentados.
Una de las razones esgrimidas por la defensa de Iván Reis Palicio como eximente es el "miedo insuperable", ya que, según el acusado, Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras lo amenazaron para que hiciera aquel viaje con el supuesto hachís. La situación del joven, entonces, era penosa: se había quedado en paro y se entregó al mundo de la noche y las drogas, por lo que comenzó a acumular deudas. Antonio le dijo que Emilio le saldaría la deuda si le hacía un favor. Iván Reis tiene un nivel intelectual "escaso", ha dicho su abogada, apenas sabe escribir, su padre lo abandonó de pequeño y su madre le dejó solo cuando Iván empezó a 'torcerse'. La letrada ha asegurado que no pretendía dar pena con todo esto, sino argumentar la situación de vulnerabilidad que justificaría el "miedo superable" alegado.
Respecto a la acusación de asociación ilícita que le imputa la Fiscalía, María del Mar Ramos ha señalado que su cliente no tiene ninguna relación asociativa con el resto de procesados. A Antonio Toro lo conoció en 2002 y mantenía contacto con él porque le suministraba hachís. A Emilio Suárez Trashorras le conoció en septiembre de 2003 por lo mismo. Salvo el 9 de enero, día del viaje a Madrid, no tiene llamadas telefónicas con ninguno de los procesados.
Para la defensa, no hay mejor indicio de que este delito no es imputable que el hecho de que el propio juez instructor, Juan del Olmo, no le haya procesado por él. La mitad de las acusaciones particulares se lo han retirado tras la vista oral del juicio. En su alegato final, Ramos señaló que Iván Reís, para quién el fiscal pide cuatro años de cárcel por tráfico de explosivos y asociación ilícita, sólo tuvo una actuación puntual ese día 9 de enero, y no participó en ninguna de las actividades ilícitas de los acusados Antonio Toro y Emilio Suárez Trashorras. La letrada pidió la libre absolución de su cliente y, en todo caso, la aplicación de la eximente completa de miedo insuperable, ya que aseguró que Iván Reís fue amenazado por Antonio Toro (al que conoció porque trabajaban en la misma empresa y con quién tenía una deuda de hachís), para que realizara ese viaje que en un principio se negó a efectuar.
Tras este informe comenzó el del letrado defensor de Nasredine Bousbaa. Ricardo López es uno de los abogados más desconocidos del juicio del 11-M. Al fin y al cabo, defiende a uno de los acusados más desconocidos y menos mencionados de todo el proceso, Nasredine Bousbaa. Su nombre sonó en la sala sólo cuando fue interrogado. Y hasta hoy. La Fiscalía lo acusa de falsificación de documentos para Jamal Ahmidan 'El Chino', uno de los suicidas de Leganés y presunto autor de los atentados.
"Ha sido el convidado de piedra de este procedimiento. El perfecto desconocido". Así ha comenzado su informe de descargo el abogado del acusado.
Bousbaa admitió que a comienzos de 2004 se encontró con Jamal Ahmidan 'El Chino' cerca de la mezquita de la M-30 de Madrid. Éste le entregó tres pasaportes para que viera si se podían falsificar, ya que Bousbaa se ganó la vida falsificando documentación cuando llegó a España, en 1999. Después, asegura que empezó a trabajar y que no lo hizo nunca más. Tanto es así, que en los dos registros policiales efectuados en su casa, no encontraron ningún instrumental relacionado con esa actividad fraudulenta, ha alegado el abogado. Para el letrado, otro elemento de descargo es que su cliente hubiera sido operado de cataratas, lo que hace poco probable que se dedicara a la falsificación por aquel entonces.
En otra ocasión en la que se encontró con 'El Chino', Bousbaa le dijo que eran muy viejos y que no se podía hacer nada con ellos. Pese a ello, asegura que 'El Chino' le dijo que ya le llamaría para que se los devolviera. Tres días después del atentado, volvieron a verse en el barrio de Lavapiés y Jamal Ahmidan intentó vendérselos a 100 euros cada pasaporte, oferta que el acusado rechazó.
Bousbaa también tiene varias llamadas registradas con Jamal Ahmidan y con otros dos suicidas de Leganés, Rifat Anouar y Mohamed Oulad Akcha. Según el abogado, esto es un pilar "frágil" para fundamentar una acusación contra él. Para él, es normal que tuviera cruce de llamadas con 'El Chino' y está convencido de que los contactos con los otros dos eran llamadas realizadas por 'El Chino', ya que convivía con ellos en la finca de Morata de Tajuña y se caracterizaba por usar los teléfonos de los demás.
Para incidir en esta idea, redundante en su informe, el abogado ha asegurado que si se hubiera conseguido sentar en el banquillo a los siete suicidas de Leganés, a los cuatro huidos y a los 'dueños' de la treintena de perfiles genéticos encontrados en los escenarios vinculados a los terroristas, ni Belhadj ni los otros dos acusados de ser ideólogos de los atentados (Hassan el Haski y Rabei Osman el Sayed) estarían procesados por el 11-M porque "la fiscalía no habría buscado más".
"Internacionalizar este proceso, ¿para qué?", se ha preguntado el letrado. "Porque, si no, habríamos tenido sólo gente de Asturias", se ha contestado.
La Fiscalía considera que Youssef Belhadj es Abu Dujanah al Afgani, el nombre bajo el cual se reivindicaron los atentados en el vídeo que se encontró en una papelera junto a la mezquita de la M-30. En aquel vídeo se identificaba a Abu Dujanah como "portavoz militar de Al Qaeda en Europa". Varios testigos han afirmado que quien leía el comunicado reivindicativo en ese vídeo era Jamal Ahmidan 'El Chino'. Los expertos en terrorismo islámico de la Policía que declararon en el juicio como peritos no acreditaron que ese personaje fuera Belhadj. Al contrario, uno de ellos manifiestó que su "única hipótesis" era que Abu Dujanah era Jamal Ahmidan 'El Chino'. Entonces, no hay ninguna razón para que la fiscalía mantenga esa acusación después de la vista oral. "No lo digo yo; lo dice un experto", ha incidido el abogado. "Hay que acreditar las cosas más allá de una duda razonable", ha apostillado.
Youssef Belhadj fue detenido por la policía belga el 19 de marzo de 2004 como presunto miembro del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) junto a otros que vivían en el mismo piso de Bruselas.
Según el escrito de la Fiscalía, fue el encargado de transmitir al grupo de Madrid, ciudad que había visitado en varias ocasiones, la fecha elegida para la ejecución de los atentados. Al día siguiente de que se divulgara un mensaje de Bin Laden amenazando a España, el 18 de octubre de 2003, Belhadj compró una tarjeta de teléfono móvil registrando un titular de nombre Caterina Paket con fecha de nacimiento 11 de marzo de 1921.
Andújar ha ironizado con que ésa era toda la prueba de la fiscal contra su cliente. "No hay una sola prueba de que lo que dice la fiscal sea verdad", ha aseverado. Además, ha dicho "yo no tengo acreditado que la tal Caterina Paket no exista y que no tenga esa fecha de nacimiento". Cierto es que nadie ha demostrado la falsedad de esos datos.
Por otro lado, para justificar que Belhadj, El Haski y 'El Egipcio' fueron ideólogos del 11-M, el letrado ha exigido que "como mínimo, alguien tendría que haber demostrado que estuvieron juntos en algun sitio, aunque fuera dos de ellos". Pero es cierto que no se ha demostrado.
La Fiscalía tiene en cuenta que en la casa en la que fue detenido Belhadj había una revista incautada en la que se explicaba cómo utilizar teléfonos móviles para detonar explosivos. Pero el abogado ha alegado que aquella casa no era la de Belhadj, que él llevaba muy poco tiempo alojado allí y que, de hecho, no había ningún efecto personal del acusado. Al final, tampoco se ha acreditado la presencia de esa revista porque no aparece en la comisión rogatoria belga. "Lo que está acreditado es que mi cliente no tuvo en ningún momento esa revista", ha afirmado.
El defensor de Belhadj considera que se le han atribuido muchas acusaciones que corresponderían a otros como Mustafá Lounani y Abdelkader Hakimi, que vivían en aquel piso en el que fueron detenidos.
Por último, antes de pedir la libre absolución de su cliente, Francisco Andújar ha vuelto a reprochar a la fiscal, Olga Sánchez, que no ha presentado pruebas que sostengan su relato mientras que él ha presumido que "nadie ha conseguido desacreditar con pruebas" su "relato alternativo".
Ya queda menos. Parece que lunes o martes quedará el juicio visto para sentencia. Las fuentes de información habituales para la composición de este post, periódico el mundo y libertad digital, sin aditivos, datadiar tv. El diarío el país pasa bastante del 11 m.
No hay comentarios:
Publicar un comentario