El SUPREMO ha rebajado, de manera piadosa, los dos años de cárcel y 17 de inhabilitación impuestos por el Tribunal Superior de Andalucía al juez Javier Urquía por perpetrar delitos de cohecho y prevaricación. El magistrado solicitó a Juan Antonio Roca, la entrada de un apartamento a cambio de un trato judicial generosos para sus intereses, según el tribunal andaluz. El juez suspendió la emisión de un programa televisivo sobre Roca saltándose la ley a la torera. El TS considera que los defectos procesales en que incurrió son insuficientes para condenarle por prevaricación, y como consecuencia rebaja también la gravedad del cohecho. El magistrado sólo tendrá que pagar una multa equivalente a los 73.800 euros que recibió y afrontar 21 meses de inhabilitación que ya ha cumplido, por lo que puede volver a ponerse la toga y en consecuencia, "a impartir justicia". Se trata de una sentencia escandalosa. Es vergonzoso decidir que no hubo prevaricación cuando Urquía se saltó normas procesales después de haber recibido dinero. Esta sentencia denigra a todo el sistema al legitimar la vuelta a la carrera judicial de un magistrado corrupto. Todo esto nos trae a la memoria la indulgencia con que el CGPJ sancionó al juez Tirado por retrasar la ejecución de la prisión al presunto asesino de la niña Mari Luz. En esta ocasión nos encontramos ante una aplicación corporativa del Código Penal. Un descaro total
No hay comentarios:
Publicar un comentario