Debemos intentar conseguir que veamos aquello que poseemos con la misma mirada como lo estaríamos mirando si alguién nos lo quitara; sea lo que sea, propiedad, salud, amigos, amantes, esposa e hijos, la mayoria de las veces solo sentimos su valor después de haberlos perdido. Si lo conseguimos, en primer lugar, la posesión nos hará más inmediatamente felices, y, en segundo lugar, prevenimos entonces por todos los medios la perdida; no expondremos lo que poseemos a ningún peligro, evitaremos que se enojen los amigos, no pondremos a prueba la fidelidad de las mujeres, vigilaremos la salud de los niños, etc.
Al mirar todo aquello que no poseemos solemos pensar "¿como sería si fuese mío?", y de este modo llegamos a sentir la falta. En lugar de ello, ante las cosas que poseemos deberiamos pensar a menudo"¿Como sería si perdiera esto?".
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