lunes, 26 de marzo de 2007

HOTELES CON HISTORIA (1ª entrega). LONDRES.

EL CLARIDGE´S
Es este el hotel, de las testas coronadas. Ubicado en Mayfare, en el corazón del West End Londinense. Es el hotel de las dos D, duques y discreción. Un joven mayordomo llamado Claridge´s que había servido junto con su mujer en casas de mucho ringorrango compró un figón ya acreditado por el buen yantar y lo transformó en albergue de lujo. Claridge´s sabia por experiencia propia cómo les gusta vivir a los ricos. En el hotel como en su casa, o mejor. En 1860 la reina Victoria de Inglaterra escribe a su tio Leopoldo de Bélgica, que ha visitado en el Claridge´s a la reina Eugenia que se hospeda allí. Para escapar de la curiosidad un rey puede hacerse llamar Mr. Brown, como fue el caso de Jorge II de Grecia, que vivió en el Claridge´s como un recluso, sin apenas pisar la calle, con el jefe de la casa real, un ayudante de campo y dos secretarias. El rey heleno vivió en el hotel hasta que en Septiembre de 1964 los griegos votaron en un plebiscito por abrumadora mayoria la restauración de la monarquia. El primer ministro de Atenás viajó hasta el hotel para invitar a Mr. Brown a que regresara a su tierra. Poco duró la alegria del regreso porque falleció un año después. Con los coroneles en el poder los griegos apostaron por la república y el rey Contastino, hermano de la reina Sofia, quedó para siempre refugiado en Londres. No es mal sitio, por cierto. El Claridge´s es la casa en la que se refugian los soberanos en cuanto suena el rumor de sables o se ven obligados a abdicar. No solo los monarcas. También para Winston Churchill el hotel era su segunda casa. Cuando en las primeras elecciones después de la guerra los ingleses votaron en contra del viejo estadista conservador que acababa de derrotar a Hitler se instaló con su mujer en el Claridge´s " hasta que encontremos un hogar para siempre". Fue un precedente, porque en 1963, cuando Harold Macmillan dejó la residencia del primer ministro , el número 10 de Downing Street, buscó acomodo en el hotel. Los homenajes a los guerreros vencedores, como el mariscal Montgomery, vencedor de El Alamein, se celebraba en los salones del Claridge´s. ¿Donde encontrar una atmósfera más propia, mas coherente?. Montgomery, el de la gorra tanquista, era un tipo sobrio: pedía siempre la habitación más desnuda, más pequeña, desprovista de todos los lujos. Ni siquiera usaba el ascensor. También el general Eisanhower, jefe de las fuerzas aliadas en la 2ªGM fue huesped del Claridge´s, lo mismo que Alfred Hitchcock. También el ministro de exteriores Molotov, ese que ha dado nombre al famoso coctel incendiario rellenó la ficha del Claridge´s. Notas. Extraido de Hotel Nirvana, Manuel Leguineche. Suma de letras S.L 2001.

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