También ha manifestado su convicción de que él ejercía un papel de liderazgo, sobre todo en época de Ramadán. En ese periodo, "se dejaba barba y llevaba las oraciones a rajatabla".
No recuerda cuándo Larbi dejó de trabajar en el mercado. Después de los atentados, ya no trabajaba allí, pero volvió a verlo en una ocasión en la que el procesado acudió a visitar a un pariente. Entonces, la policía ya lo buscaba y, de hecho, había ido por el mercado enseñando su fotografía, por lo que el testigo avisó a las Fuerzas de Seguridad.
El siguiente testigo protegido, J-11, también trabajó en el mercado con Larbi ben Sellam en 2004. Lo ha definido como una persona "muy creyente" que "llegaba a prolongar el Ramadán" alegando que era "una propina que daba de más". Volvió a verlo en el mercado dos días después de los atentados.
Su testimonio ha quedado ensombrecido porque no ha recordado unas afirmaciones que realizó sobre el procesado ante la policía, como que Larbi ben Sellam manifestaba "un profundo odio a los americanos" y que "la causa palestina justificaba los ataques suicidas".
El tercer testigo protegido de la mañana, N-33, trabajaba en un taller de chapa y pintura y reparó los desperfectos de varios coches de Jamal Ahmidan 'El Chino': un Volkswagen Polo, un Golf 4 y un BMW que le llamó la atención porque tenía los cristales blindados y "eso no lo tiene nadie". Se los llevaba al taller un tal 'Abdul' o 'Panchito', al que ha identificado por fotografía como el procesado Abdelilah el Fadual el Akil. Lo vio acompañado dos veces de 'El Chino', pero éste se quedaba fuera y no saludaba como Abdul: "Ese señor no daba los buenos días ni al cuello de su camisa".
En otra ocasión Abdul fue acompañado de un hombre al que le faltaba un dedo y al que llamaban Gabi, que no es otro sino el procesado Mahmud Slimane Aoun. Pensó que era "rumano o búlgaro". Después de los atentados, cuando el mecánico vio en televisión que 'El Chino' era responsable de los atentados, Slimane volvió al taller y, al verlo, se quedó "pálido" porque le identificó como alguien vinculado a Jamal Ahmidan. El testigo le dijo que sus amigos "eran unos hijos de puta" y Slimane, muy serio, respondió eso mismo y que se había sentido "engañado" por ellos.
Ibrahim Afalah, testigo en el juicio del 11-M y anteriormente imputado en el caso, es el hermano de Mohamed Afalah, un "mártir", según los musulmanes radicales que creen en la 'yihad'.Abdelmajid Bouchar escucha la declaración de Ibrahim Afalah.
La investigación policial y judicial considera al hermano del testigo uno de los participantes en los atentados, que huyó en los días posteriores. Los servicios de inteligencia lo sitúan como autor de un atentado suicida en Irak en mayo de 2004.
Hoy, Ibrahim Afalah, ha declarado sobre la huida de su hermano el 3 de abril de 2004 por la noche, tras el suicidio colectivo de Leganés. Aquella noche, tras la muerte de los supuestos autores materiales de la masacre, además, se encontró con uno de los procesados Abdelmajid Bouchar, también considerado autor material en la investigación. Ibrahim conocía a Bouchar del barrio y porque lo había visto en ocasiones con su hermano Mohamed. Se saludaron y Bouchar le contó que "había escapado de Leganés, del piso". Con un hilo de voz apenas audible, el testigo ha añadido que aquel "estaba bajando la basura y se escapó" porque vio a la policía, según le contó aquella noche.
Esto mismo es lo que sostiene el auto de acusación de la fiscal y lo que el propio Bouchar negó en su interrogatorio, al comienzo del proceso. Aseguró que nunca había estado en el piso de Leganés. Lo que Bouchar no supo el día de la huida es que sus huellas quedaron en la bolsa de basura y su ADN en unos huesos de dátil y de aceituna que había dentro de la bolsa. Eso le sitúa directamente en el piso en el que supuestamente se escondieron los autores de los atentados.
Mohamed Afalah.
Abdelmajid Bouchar fue detenido en verano de 2005 en Belgrado, después de haber vivido en siete países europeos desde su huida.
La defensa de Bouchar ha preguntado al testigo si tenía mucha confianza con él, a lo que el testigo ha respondido que no. Entonces ha preguntado el abogado, ¿por qué iba Bouchar a confesarle que acababa de huir de la policía en Leganés? "No sé", ha contestado el testigo.
Con la suspicacia de que Ibrahim hubiera sido presionado por la policía, varias defensas de los acusados le han preguntado si la policía le dijo lo que tenía que afirmar en sus declaraciones policiales y judiciales y si le pegaron. Él ha respondido que no.
Volviendo al 3 de abril, el testigo ha dado constancia de los últimos pasos dados por su hermano Mohamed en España antes de ir a Irak, donde acabó suicidándose. Aquella noche, noche de bodas para Ibrahim, que se había casado ese día, estaba en casa de sus suegros. Mohamed Afalah se personó allí y le pidió el coche porque, según le dijo, tenía que salir de viaje. Ibrahim no se extrañó porque "lo hacía a menudo", tanto pedirle el coche como salir de viaje. No le contó cuál era su destino, sólo que iba con Belhadj (el procesado Youssef Belhadj supuestamente). Además, su hermano le pidió un último favor: que fuera a casa de un tal Ibrahim a buscar los teléfonos de Mimoun y Youssef Belhadj, residentes en Bélgica. El testigo asegura que no sabía que eran los hermanos Belhadj, residentes en Bélgica. Youssef Belhadj está procesado como autor intelectual de los atentados.
Al día siguiente, las llamadas que recibía de su hermano ya eran realizadas desde el extranjero, por lo que se deduce que Mohamed Belhadj salió de España en la misma noche del suicidio de Leganés.
De la muerte de su hermano no tienen noticia oficial en la familia. Antes de su supuesto fallecimiento en Irak en mayo de 2004, su padre recibió una llamada de él en la que le pidió que le perdonara. Días después, ha contado el testigo, "un tío llamo y dijo: 'Su hijo ha muerto'".
Ibrahim asegura que su hermano nunca le habló de 'yihad' y sólo le decía "que rezara".
Por la tarde, Mohamed Baach, cuñado del hermano de Mohamed Afalah, confirmó esta tarde la declaración prestada por Ibrahim Afalah por la mañana y dijo que la noche del 3 de abril de 2004 vieron al acusado de la autoría material de los atentados, Abdelmajid Bouchar, y que éste les dijo que "huía de la policía". Esa tarde se había producido el suicidio de siete integristas islamistas en la localidad madrileña de Leganés, según recoge EP.
Por su parte, Azdine Bensiali, marido de la hermana de los Afalah, relató a continuación que una persona llamó aproximadamente un año después de los atentados de forma insistente a la puerta de su casa. Cuando abrieron no se identificó por su nombre ni preguntó en concreto por la familia Afalah. Dijo que "quería dejar un teléfono que había que llevar a su suegro al que llamó el padre de Mohamed".
TESTIGOS "VISUALES". Veamos, esto se complica: Un testigo incurrió en una seria contradicción al localizar la presencia de Jamal Zougam en el vagón de uno de los trenes que estalló; y otro, una mujer, negó su declaración inicial y cambió la identidad del identificado: ya no es Basel Ghalyoun sino Daoud Ouhnane, del que se desconoce su paradero por lo que el presidente del Tribunal anunció que dictará orden de busca y captura. Por último, un tercer testigo, otra mujer, reconoció que el nerviosismo la llevó a identificar erróneamente a Abdelhamid Bouchar y ahora dice que la persona que vió en Entrevías era Jamal Zougam.
La foto mostrada por la Policía que la testigo firmó y en la que identifica al tercero de la primera columna fue la siguiente:
Según la acusación los terroristas cogieron los trenes en Alcalá de Henares. Allí es donde se encontró la furgoneta Renault Kangoo con restos de Goma 2 ECO y siete detonadores y el Skoda Fabia, los vehículos en los que supuestamente viajaron los terroristas antes de subir a los trenes.
El tren que estalló en el interior de Atocha salió de Alcalá de Henares a las 7.01. El que estalló en Téllez salió a las 7.04. El que explotó en El Pozo, partió a las 7.10. Y el que explotó en Santa Eugenia partió a las 7.14. [Ver gráfico]
"Dados los horarios, ¿es posible que las personas que hayan colocado los artefactos en uno y otro tren hayan sido las mismas?", ha preguntado el abogado Gonzalo Boyé. "Sí", ha respondido el jefe de seguridad de Renfe.
Hasta ahora, ha parecido que el empeño de la policía, de la fiscalía y del juez instructor de la investigación, Juan del Olmo, era conseguir sumar 13 autores materiales debido a las 13 mochilas bomba colocadas, las 10 que estallaron y las tres que no. De estas tres últimas, dos fueron explosionadas (una en Santa Eugenia y otra en El Pozo) y otra apareció en la comisaría de Vallecas y fue desactivada en la comisaría.
Por cuadrar la cifra de 13 autores materiales, la semana pasada, una agente de la Unidad Central de Inteligencia (UCI) reconoció que aún se busca un tercer vehículo en el que viajaron los terroristas aquella mañana, dado que, si eran 13 personas, no cabían todos en el Skoda y en la Kangoo.
Hasta ahora, la fiscal Olga Sánchez contaba entre los autores materiales a los siete suicidas de Leganés y a los procesados Jamal Zougam, Basel Ghalyoun y Abdelmajid Bouchar. También a los huidos Mohamed Afalah, Said Berraj y Daoud Ouhnane.
La acusación de Zougam, Ghalyoun y Bouchar como autores materiales se basa en parte en la identificación que de ellos hicieron algunos testigos en los trenes. Sin embargo, la investigación ha dado un vuelco en ese aspecto. A tenor de las identificaciones, sólo hay un autor material: Jamal Zougam.
A Zougam lo han identificado cuatro testigos en esta decimocuarta jornada del juicio del 11-M. Bien es cierto que en tres trenes diferentes. La testigo que dijo ver a Ghalyoun en el tren que estalló en Téllez ha rectificado y ha asegurado que a quien vio fue a Daoud Ouhnane. Y la testigo que dijo ver a Abdelmajid Bouchar en el tren de Téllez ha alegado que entonces estaba "nerviosa" y ahora puede asegurar que fue Jamal Zougam la persona que se dirigió a ella en el andén de Entrevías para preguntarle si la siguiente estación era Atocha.
Volviendo al jefe de seguridad de Renfe que ha desencadenado el terremoto de las hipótesis más sólidas hasta ahora, otro de los puntos interesantes de su declaración ha sido la afirmación de que sólo las cámaras de la estación de Atocha grababan las imágenes que recogían.
En el resto de estaciones de Cercanías, las cámaras sólo sirven de "auxilio ferroviario", es decir que son para que el jefe de estación y los maquinistas de tren comprueben los andenes a la llegada y salida del convoy: "No había ninguna cámara que grabara nada".
Las cintas que grabaron las imágenes de Atocha en aquellos minutos críticos fueron entregadas a la policía a instancias del juzgado de instrucción número 6.
Asimismo, Manuel Rodríguez Simons ha asegurado que, hasta los atentados, no habían trabajado teniendo en cuenta la posibilidad de ese tipo de ataques. Hasta entonces, ellos conocían sólo la pauta de ETA, que avisaba de todos los artefactos que colocaba. La banda terrorista -ha explicado- ha colocado más de 100 bombas en las instalaciones de Renfe y sólo en dos ocasiones no ha avisado de ello. Lo tiene claro. Parece hasta el momento la declración más contundente. Pero....... no estoy tan convencido. En fin, esto continua, claro.
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