- El tedax encargado de desactivar la mochila de Vallecas en el parque Azorín dijo que la rediografía de la bolsa "no sirvió de nada: sale un teléfono y una maraña de cables, todo muy oscuro".
- La bomba no podía explotar "porque había un error incomprensible: los cables, los empalmes, no estaban encintados, no llevaban cinta aislante".
- Declaró que "da la sensación de que alguien elaboró" el sistema del móvil "muy ingenioso", que "no cuadra con la pequeña chapuza de no encintar los cables", que cree lo hicieron "otras manos".
- En la comisaría de Vallecas los funcionarios le dijeron "taxativamente" que la mochila procedía "directamente" de El Pozo y no mencionaron que pasase por Ifema.
- La bomba era "absolutamente diferente" y "muy curiosa". No se corresponde con la de "otros grupos terroristas autóctonos. "Pensé en todo momento que estaba trampeada la bomba", concluyó. Cuando menos interesante, ¿que saldrá de esto? El ss en prestar declaración ha sido el Subinspector de la Brigada Provincial de los Tedax. Operador 3
- El operador número 3 de los Tedax que también estuvo en el parque Azorín cuando se desactivó la mochila de Vallecas dijo, sin embargo, que en la radiografía había dos "rabizas sueltas", que es la causa de que no pudieron explotar. Las rabizas son los claves que debían conectar el iniciador, el teléfono móvil, con el detonador. En este caso las rabizas salían del teléfono pero no llegaban al detonador. Aunque matizó que lo apreció después.
El siguiente testimonio de la mañana ha sido el prestado por el agente de policía número 65.255, el tedax que explosionó la mochila bomba encontrada en el andén de El Pozo.
Cuando llegaron los Tedax a la estación de El Pozo, ya habían dado las nueve de la mañana. La estación no había sido desalojada. En ella había policías municipales, nacionales, bomberos y personal sanitario. Comenzó la revisión de los trenes, pero ya había algunos bultos fuera de los vagones. Concretamente, a este agente le llamó la atención una mochila abierta que había junto a una papelera, en el andén. Oyó "comentarios de que un policía municipal la sacó del vagón número tres". (Este agente declarará en el juicio probablemente esta semana). Entonces la abrió y vio que había un teléfono móvil y una maraña de cables sobre una bolsa de basura azul. Preguntado por si se fijó en si los empalmes de los cables estaban encintados, ha respondido que no lo estaban. Incurre en clara contradicción con lo manifestado por el jefe de los tedax el otro día. El tal Manzano, si, poco credito es el que merece y ya a la primera de cambio queda al descubierto o bien su desconocimiento e ineptitud o su mala fé. No se que reculta más siniestro en un cargo de esa responsabilidad. Luego ha declarado el segundo guia canino que inspecionó la furgoneta de Alcalá. Su perra entró en el vehículo una vez que el inspector de Alcalá abrió la puerta trasera con una palanqueta. Varias veces repitió que, desde fuera, no observó nada por la ventana que infundiera sospecha. Para justificar que la perra no accediera la zona de asientos, sólo a la de carga, insistió en que "no había nada que infundiera sospecha".
Uno de los abogados le planteó si la perra hubiera detectado algo en caso de que en la furgoneta se hubieran trasladado 20 ó 30 kilos de explosivos. "Si hubiera habido algún explosivo la perra lo hubiera detectado", apuntó. Incluso si el explosivo estuviera envuelto en una bolsa de plástico y dentro, a su vez, de una mochila.Ha declarado también en la jornada de hoy el portero de Alcalá de Henares, Luis Garrudo. Poco claro ha sido su testimonio. Ha reconocido que ya entonces tuvo dudas al hacer su declaración policial y que lleva "tres años intentando olvidar esto". Como cada mañana, aquella del 11 de marzo, Luis Garrudo, portero de una comunidad de vecinos próxima a la estación, fue a la estación de Renfe a buscar la prensa gratuita del día. En ese momento, reparó en un individuo que estaba junto a una furgoneta Renault Kangoo y que iba encapuchado, lo que le sorprendió porque ese día hacía buen tiempo. Miró al interior y vio a otros dos tipos poniéndose un gorro.
Aquel hombre que llamó su atención era alto y delgado, le pareció joven. En el testimonio de este lunes ha afirmado que llevaba "una bolsa en una mano y una mochila en la otra", pero cuando le han hecho ver que en su declaración policial dijo que sólo llevaba una mochila, ha manifestado que no lo recordaba y que mantenía lo dicho entonces, cuando tenía la memoria más fresca.
Lo vio enfilar la calle que lleva a la estación, pero no llegó a ver si entraba en el recinto. Lo seguían de lejos los otros dos hombres, pero no ha recordado si llevaban mochilas. Uno de ellos "tenía la tez muy blanca", lo que le hizo pensar que, siendo extranjeros como creía que eran, podían ser de países del Este: "deducción mía mal hecha, a lo mejor", apostilló con humildad. Lo que no dudó es que fueran extranjeros.
Cuando regresó a la finca en la que trabaja, la Kangoo seguía allí y los tipos ya no estaban. Después, cuando tuvo noticia de los atentados, la imagen del encapuchado junto a la furgoneta se le presentó como "una imagen brutal en su cabeza". "Sopesó mucho" contárselo a la policía porque ¿y si aquellos a los que había visto eran trabajadores normales y no asesinos? "Luego decidí decírselo al presidente de mi comunidad", ha declarado. A continuación, accedió a revelárselo a la policía... "y ahí empezó todo", ha dicho.
En la furgoneta Kangoo, al margen de la polémica suscitada porque los perros no detectaron explosivos, se encontró un trozo de cartucho de Goma 2 ECO, siete detonadores y prendas de ropa con los perfiles genéticos de tres de los siete suicidas de Leganés.
Preguntado el portero si alguien le había dicho en algún momento lo que tenía que decir, aquí o en declaraciones anteriores, ha sido tajante: "No, ni que se le ocurra a nadie, ¿eh?" Por último, este testigo clave en el inicio de la investigación ha manifestado: "Llevo tres años intentando olvidar esto".
Otros testigos que han pasado por el tribunal del 11-M han sido los dos obreros que dijeron ver a un hombre quitándose prendas de vestir que llevaba encima de otra ropa junto a la estación de Vicálvaro, que está en la misma línea de Cercanías que la de los trenes atacados.
Hoy, han ratificado que aquel hombre entró en una caseta de la obra en la que trabajaban, se quitó un pantalón vaquero azul claro y una sudadera oscura. El policía que recogió las prendas de vestir añadió que había también una bufanda tubular y unos guantes. Uno de los obreros identificó a tres supuestos autores de los atentados que se parecen físicamente al hombre que él vio: Mohamed Oulad Akcha, Rifaat Anouar y Mohamed Bouharrat. Casi nada. En fin, continuamos en un mar de dudas, y es sabido que a falta de certeza absoluta los letrados de las defensas apelaran al llamado "in dubio pro reo".
martes, 20 de marzo de 2007
JUICIO 11 - M SUMARIO 20/04 DECIMOSEXTA SESIÓN
Nueva semana y nuevas revelaciones que ponen en cuestión la instrucción llevada a cabo por el juez Del Olmo. Diez testigos han pasado por el estrado a prestar declaración bajo juramento, no olvidemos este detalle. Pues bien, el primero en declarar ha sido el Subinspector de la Brigada Provincial de los Tedax. Operador 1 que desactivó la mochila de Vallecas y ha manifestado entre otras cosas las siguientes:
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