- Cuando realizaba el inventario de los efectos hallados en El Pozo encontró una "mochila de deportes", la abrió cogió el teléfono y vio que había cables por la parte de abajo. Sólo recuerda que uno de los cables era rojo.
- Según le dijeron sus "compañeros", las bolsas provenían de la estación de El Pozo.
- La mochila no aparece en el inventario realizado por la agente. Preguntada por Gómez Bermúdez sobre este extremo, dice que "en el momento que se encuentra la bolsa se para todo y se interrumpe la relación". No pudo precisar en qué bolsa de basura se hallaba la mochila con la bomba.
Agente de la Policía Nacional de la Comisaría de Vallecas. Confeccionó la lista de efectos encontrados en El Pozo
- Aporta el dato más sorprendente de la jornada. Tras abrir la mochila de bomba observa que del móvil salen dos cables "uno azul y otro rojo, hacia una bolsa de basura azul, la cual estaba marcada con el número cinco". Estaba escrito en un papel situado sobre la bolsa.
EL PERIPLO DE LA MOCHILA DE VALLECAS Agente de la Policía Nacional que recogió los efectos de El Pozo
- Poco antes de las cinco de la tarde del 11 de Marzo. En la comisaría de Vallecas le ordenan ir a El Pozo con dos furgonetas a recoger las bolsas con los enseres recogidos y llevarlas a la comisaría de la Villa de Vallecas. Cuando llega a Villa de Vallecas le dicen que no quieren allí esos bultos y que se los lleve a la otra comisaría (Puente de Vallecas). Cuando llega a Puente de Vallecas le dicen que se lleve las bolsas a Ifema. Le relevan de esa función y ahí acaba su relación con la mochila de Vallecas. Según su declaración, hasta ahí no se interrumpió la cadena de custodia. Este mismo testimonio fue refrendado por varios agentes de la escala básica.
Agente en prácticas que participó en el traslado al Ifema
- Dice que dejaron las bolsas en Ifema en el pabellón 6, en un muro con una cinta policial y tras un cartel. Regresa a la comisaría de Puente de Vallecas y una vez allí le ordenan que vuelva al Ifema a recoger las bolsas. Otro compañero suyo que declaró después aclaró que dejaron las bolsas bajo la custodia de un agente de la Policía Científica dentro de una nave bajo un cartel que las identificaba como pertenencias de las víctimas de El Pozo.
Policía agregado a la Brigada de Información de Madrid que custodió la Kangoo
- Confirmó lo que ya apuntó el ex comisario de los Tedax, Sánchez Manzano, sobre la hora en que la Kangoo llegó Canillas. El nuevo testigo precisó que entró en el hangar "sobre las dos, dos y media", más de una hora antes de la que reflejan los informes oficiales, tal y como ya adelantó Libertad Digital.
- A la pregunta de si la furgoneta tenía intactos los precintos a su llegada a Canillas, declaró que "estaban un poco descolocados por el viento". "En el traslado no se acercó nadie a la furgoneta", según dijo ante el juez antes de indicar que "no la perdió de vista ni un momento".
Uno de los policías que escoltó el Skoda Fabia hasta Canillas
- Tras dudar, dijo que la Policía Científica se hizo cargo del coche a la llegada a Canillas. El agente declaró que se lo entregó a cuatro policías que se identificaron como miembros de la Policía Científica, pese a no haberles tomado el número de placa porque, según precisó, "tenían la acreditación" y "era patente" que pertenecían a este Cuerpo de Policía.
- El vehículo se "llevó a un recinto, una especie de garaje para inspección de vehículos". "Yo no tuve que firmar ningún documento".
Funcionario de la UCIE que registró la finca de Morata
- Describió el zulo que se encontró en uno de los cobertizos. El agujero, según contó, estaba cubierto por unas placas que fueron requisadas por agentes de la Policía Científica. Según la versión oficial, estas placas tenían restos de "nitroglicol y nitrato amónico, componentes habituales de las dinamitas". El zulo descrito por la policía no podrá volver a analizarse porque apareció calcinado en julio de 2004, poco después de que El Mundo revelara las contradicciones sobre los explosivos que se encontraron en los atentados y los del zulo.
- Afirmó que los perros que examinaron la finca por dentro y por fuera y los cobertizos no detectaron explosivos.
Funcionario de la UCIE que registró la finca de Morata
- También afirmó que no vio a los perros hacer "ningún tipo de extraño" que indicara que había explosivos.
- mas cuestiones.......................y más.
El testigo ha relatado que el comisario jefe del centro policial de Puente de Vallecas y el inspector jefe del grupo de investigación de su unidad le ordenaron trasladar las bolsas hasta la comisaría de Villa de Vallecas, donde al llegar, según ha dicho, no les dejaron descargarlas por lo que fueron a la comisaría en la que él estaba inscrito, en Puente de Vallecas.
Una vez allí, según ha contado, tampoco bajaron las bolsas de las furgonetas ya que los dos mandos policiales mencionados les ordenaron que las transportaran hasta la morgue improvisada en Ifema; entonces, su “jefe natural” le pidió que se quedase en la comisaría para realizar otros servicios y ya no participó en este último trayecto.
En el traslado a Ifema participaron dos de los agentes -uno de ellos en prácticas el 11 de marzo de 2004-. En la sesión del juicio de hoy han relatado que, una vez en el recinto ferial, los miembros de la Unidad de Intervención Policial (UIP) les señalaron el lugar donde debían depositar las bolsas, una "zona acotada" en el pabellón seis, que “siempre estuvo vigilada”, con cinta policial y con la identificación de "efectos personales de víctimas de El Pozo".
Pero allí no terminó el periplo de la mochila. Cuando los agentes regresaron a la comisaría de Puente de Vallecas les dijeron que tenían que volver a buscar las bolsas, aunque hoy no han precisado quién dio la orden. Fue en torno a las ocho y media de la tarde del día de la matanza cuando fueron a recogerlas. "Las bolsas estaban tal cual como las dejamos. Estaban todas cerradas igual que las dejamos", ha destacado el testigo. Entonces, las metieron en la furgoneta y, una vez en comisaría, las depositaron en una habitación "cerrada bajo llave" y con un funcionario custodiando la puerta.
Fallo en el inventario
La agente que descubrió los explosivos -una policía que apenas llevaba dos días de servicio en el Cuerpo Nacional de Policía aquel día de marzo- ha sido la encargada de relatar hoy por qué no aparece en el inventario de los restos encontrados en El Pozo aquella mochila, pieza clave de la investigación.
Según ha relatado, se incorporó a su turno en la comisaría a las diez de la noche del 11 de marzo de 2004 y se le encomendó, junto a un compañero, el recuento de las pertenencias llegadas de la estación de El Pozo, “metidas en unas bolsas grandes oscuras”. Lo que nadie ha podido concretar es en qué bolsa exacta localizó el artefacto pues, en cuanto lo vio procedió inmediatamente al desalojo del recinto y la localización de esta mochila no quedó reflejada en la lista que estaba elaborando.
El propio presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, ha intervenido en el interrogatorio a la agente para inquirir sobre por qué motivo dicha bolsa no estaba inventariada y relacionada en el listado, y ha preguntado si recordaba el número de la bolsa que precedió al hallazgo del artefacto, aunque tampoco ha podido contestar. No obstante, ha afirmado que fue el último objeto que inventarió de una de las bolsas de basura grandes: una mochila de deportes azul en cuyo interior había un teléfono móvil y "había unos cables conectados" desde la ranura del cargador a "un paquete en el interior". También recuerda que el teléfono móvil estaba apagado (o no vio nada en la pantalla que le llevara a pensar que estaba conectado), y que uno de los cables conectados era de "color rojo".
Bolsa "número 5"
Su compañero, que ha declarado a continuación, ha corroborado la versión de la agente y ha añadido que la bolsa de deportes azul que contenía el artefacto explosivo estaba marcada “con el número 5”. Para su trabajo de aquel día se habilitaron dos despachos con ordenadores. Hoy ha contado que los efectos eran sacados de la sala donde se encontraban amontonados y se llevaban a la preparada para realizar la lista. En concreto, la bolsa donde se localizó la mochila bomba fue conducida de la sala principal a la secundaria donde se realizaba el inventario. Cuando vieron los explosivos "detuvimos la relación de efectos y no quedó reflejado en el listado".
En cuanto a la mochila en sí, recuerda que era una bolsa de deportes con asas cortas, recubrimiento de polipiel y "un peso considerable". "De hecho mi compañera me dijo: esta bolsa pesa. Tuve ocasión de cogerla. Pesaba entre 10 y 12 kilos". "Me acerqué de un salto cuando mi compañera la abrió y ví un teléfono móvil con dos cables, uno rojo y uno azul, y una bolsa de basura azul clarito. Estaba marcada con el número 5". Desde que la encontraron hasta que llegaron los Tédax la mochila se quedó en el mismo lugar y nadie se acercó a ella, ha añadido.
Pues esto es lo que hay...se está convirtiendo en una pesadilla inexcrutable o rodeada de penumbra. La verdad, me temo, permanecerá escondida para siempre. Es lo que de momento me dice el seguimiento día a día de las sesiones. Me gustaría saber que piensa de todo esto quien más y mejor conoce el sumario. El presidente Javier Gómez Bermúdez.
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