jueves, 1 de marzo de 2007

JUICIO 11 - M SUMARIO 20/04 NOVENA SESIÓN

Las declaraciones de los imputados asturianos a copado la jornada del juicio del 11M. El primero ha sido el artillero Raul González Peláez, "el rulo". Ha contestado a su defensa acusado de los delitos de asociación ilícita y suministro de explosivos. 8 años tienen la culpa. No ha querido responder a las acusaciones y resto de defensas. ha aportado algo de luz. Ha desmentido a Suarez Trashorras. ha dejado claro que en la mina no existia control alguno y la sustracción de explosivos estba al alcance de cualquiera que conociera las instalaciones. Reproducción literal de la crónica de la declaración prestada por el rulo en la sesión de hoy. El Rulo, compañero de Trashorras en la mina, ha explicado que la llave del almacén donde se guardaban los detonadores se dejaba “encima de una piedra” o en un árbol en medio del monte; la dinamita se la encontraba cada mañana “en la boca de la mina”, y nunca se volvía a guardar en el polvorín lo que sobrara de los trabajos del día. Se dejaba “detrás de un madero” para la jornada siguiente. Su declaración iba ilustrada por las fotografías de la instalación, en las que se podían ver bolsas con cartuchos de dinamita desperdigadas por las galerías, detrás de cartones o de tubos de ventilación.

El acusado ha explicado que los polvorines de la mina Conchita, en la que trabajó de marzo de 2002 a diciembre de 2003, eran cajas de hierro con capacidad para cinco bolsas con cinco kilos de explosivos cada una, que no siempre estaban cerradas con llave. En cualquier caso, esas llaves se las daba a él el vigilante de la instalación a las siete de la mañana, y durante todo el día pasaban “de mano en mano” entre los empleados. La empresa les descontaba de la nómina la dinamita que usaban en las voladuras, según ha dicho.

Al final del día, dejaban las llaves “donde la ropa de los vigilantes”. “Otras veces la guardaban, pero tampoco iba fijándome”, ha añadido. En la mina había dos perros de caza, que por la noche estaban atados. El Rulo sólo ha contestado a las preguntas de su abogado. Según ha dicho, “desde que sucedió esta desgracia”, en alusión al atentado, “empezamos a tener más control, más cuidado y bajábamos lo que sobraba a los minipolvorines”. Pero ha dejado claro: “[La mina] casi siempre estaba abierta”, y “cualquiera podía acceder” a ella porque la barrera de entrada “se subía y se bajaba con la mano” y a partir de las tres de la tarde del viernes se cerraba sólo “si al último camionero le daba por cerrarla”.

Acto seguido ha prestado declaración el imputado Emilio Llano, vigilante de mina Conchita. Ha dicho que el control de los explosivos era mayor que el que ha hecho ver el artillero que él se fiaba de lo que le decían los artilleros. Era el responsable de distribuir y anotar las cantidades diarias de explosivo que usaban los artilleros, y ha afirmado que eran éstos quienes decían cada día lo que necesitaban y que él se fiaba de ellos.

Acusado de Tráfico, transporte y suministro de sustancias explosivas. 5 años tienen la culpa.

El siguiente en prestar declaración ha sido Iván Granados. Perteneciente al entorno de José Emilio Suárez Trashorras y Antonio Toro, fue detenido el 9 de junio de 2004. Procesado por colaboración con organización terrorista por haberles facilitado sustancias explosivas, así como de tenencia y transporte de sustancias explosivas. Según el sumario, Granados rechazó el ofrecimiento que le hizo Trashorras en enero de 2004 para trasladar parte de la dinamita hasta Madrid, pero le acompañó en al menos una ocasión a recoger dinamita a mina Conchita y aledaños. El abogado de Granados aseguró que, aunque sí acompañó a Trashorras a reunirse con Raúl González Peláez, no bajó del coche y no supo qué se estaba tratando. Está en libertad. Una declaración interesante pues ha sido el primero en reconocer que Suarez Trashorras le dijo la noche del 23 de enero de 2004 "que si quería transportar una bolsa con explosivos". Asegura que él le dijo que no y Trashorras contestó que se lo propondría al "gitanillo" quien a su vez le reconoció al declarante que iba a transportar una mochila con explosivos". Fue a Madrid y "le dio la bolsa a un moro". Asegura que él trató de disuadir al menor, pero que no lo consiguió. Además, 'El Gitanillo', también conocido como 'Baby', le contó que "vinieron unos marroquíes a ver a Emilio" y que "había acompañado a unos moros a la mina".

Aquella noche del 23 de enero, antes de la oferta que Emilio le hizo, fueron juntos en coche a un mirador. Era de noche. Emilio se bajó del coche y se fue con alguien (no sabe quién) camino abajo. Después, cuando volvió es cuando le propuso transportar explosivos.

Iván Granados ha asegurado que nunca ha hecho ningún viaje con explosivos y que puede que la investigación le haya confundido con otro Iván que, según la fiscalía, sí transportó explosivos a Madrid, Iván Reis Palicio.

El siguiente en declarar es Sergio Alvárez, Alias ‘Amokachi’. Carnicero en un supermercado. Hizo un viaje en autobús a Madrid para traer explosivos a cambio de hachís que le entregaba Suárez Trashorras. En ese viaje llevó 20 kilos, aunque él dice que pensaba que eran CD piratas. Los marroquíes decidieron después ir a Asturias directamente para ganar tiempo, pues si no los españoles tendrían que hacer demasiados viajes en autobús. Fue detenido el 14 de junio de 2004 en relación con la 'trama asturiana'. Está en libertad. Cargos: Tráfico, transporte y suministro de sustancias explosivas. Pena solicitada: ocho años. Conoció a Emilio Suárez Trashorras a través de su amigo Iván Reis. También a él le ofreció bajar a Madrid una bolsa de deportes cargada ("azul, con rayas blancas y cerrada con candado"). Sin embargo, él asegura que pensaba que llevaba "CD pirata", que es lo que le dijo Trashorras. Pesaba unos 30 ó 40 kilos. Esto fue el 5 de enero de 2004. Se lo propuso el día anterior, necesitaba dinero y Emilio le pagaría 600 euros; le preguntó que qué podía pasarle y Trashorras respondió que "como mucho, una multa, pero él se hacía cargo". "Me dijo que tuviera cuidado que no me la robaran", añade. Viajó nervioso porque sabía que los CD eran ilegales, pero "en ningún momento sabía que traía explosivos". La bolsa viajó en el maletero del autocar.

Cuando llegó a la estación de autobuses, esperando, se sentó encima de la bolsa de deportes que transportaba y "palpó una caja de cartón grande".

Allí, a la salida de la estación, en la parada de taxis, llegó un BMW M5 azul oscuro, se bajó un tipo y lo saludó. Entonces no sabía quién era. Pero después de los atentados, cuando vio las fotografías en la televisión, identificó a esa persona a la que entregó la bolsa como Jamal Ahmidan 'El Chino'. Le sugirió tomar café, pero Sergio se negó y alegó que a las tres cogía el autobús de vuelta.

Luego le ha tocado el turno al imputado Iván Reis quien está acusado deTráfico, transporte y suministro de sustancias explosivas. Pena solicitada: ocho años. Alias 'Jimmy'. Trabajó en mina Conchita. Admitió haber trasladado a Madrid una bolsa de unos 10 kilos que entregó a 'El Chino' . Afirma que lo hizo para saldar una deuda de droga de 400 euros que mantenía con Antonio Toro, cuñado de Trashorras. En su declaración afirma que Trashorras y su mujer, Carmen Toro, fueron quienes le ofrecieron hacer el viaje para saldar la deuda. Está en libertad.

Iván Reis, alias 'Jimy', no tuvo tanta suerte como su amigo Sergio Álvarez, quien sostuvo que creía que en la bolsa de deportes que Trashorras le dio sólo había 'CDs pirata'. Trahorras y Toro le amenazaron con una pistola y le obligaron a hacer el viaje a Madrid para saldar la deuda, según ha contado.

El día 9 de enero, Emilio Suárez Trashorras le despertó a las cinco y media de la madrugada, pasó a buscarlo, fueron a Oviedo y allí, en la estación de autobuses, Emilio metió la bolsa, cerrada con un candado amarillo, en el maletero del autocar; Iván no la tocó.

Cuando Iván llegó a Madrid, cogió la bolsa y allí le esperaba Jamal Ahmidan 'El Chino', entonces sólo "un moro" (le identificó como 'El Chino' después, cuando salió en televisión como autor de los atentados). Según su relato, 'El Chino' no sólo le exigió la bolsa, sino un sobre con dinero que supuestamente también debía entregarle.

Él le demostró que no llevaba nada más y 'El Chino', enfadado, le robó la cartera y el teléfono móvil. Con un euro que le tiró Jamal Ahmidan "para gominolas" (según le espetó aquel) aprovechó y llamó a Emilio. Se lo contó y le dijo que se tranquilizara, que 'El Chino' tenía que ir a Avilés y que él le pediría que le devolviese la cartera y el móvil: "Cuando venga, ya te lo doy". (Emilio sonríe en el habitáculo blindado)

Al día siguiente, Emilio y Carmen Toro fueron a verlo, pero sin los objetos sustraídos. Él se enfadó y Carmen le dijo: "No te preocupes, que ese moro te va a deviolver la cartera". Pero el procesado ha matizado en respuesta a una acusación: "A Carmen le debí dar pena y por eso me dijo eso, a ella no la metas".

Cuando en junio vio en televisión que detenían a Trahorras y a Sergio, pensó que el siguiente era yo: "Me eché a llorar", ha dicho. Y pensó: "Menudo hijo de puta, que me hizo la jugada". (Emilio, ahora serio, mira al suelo)

De la declarción prestada porJavier González Díaz, el "dinamita" , decir que para variar ha negado cualquier relación con los explosivos pero parece más falso que un duro de madera. Amigo de Suarez Trashorras y también durante un tiempo del "gitanillo". Inverosimiles sus descargos.

Por esta semana ya está bien. Parta el fin de semana queda el resumen semanal de las sesiones.

Parece que la conexión asturiana queda enmarcada sin genero de dudas en la gestación siquiera involuntaria de la masacre. Ahora se trata de ver hasta donde alcanzaron las relaciones de tráfico de explosivos. ¿Los moritos? . Pero..... como el chiste de Eugenio..... pero,¿ hay alguien más?. Ahi entran en juego los enigmas del 11M y otras cosas como la presentación del último libro de Luis del Pino. 11M GOLPE DE RÉGIMEN.

PRUEBAS TESTIFICALES (682 TESTIGOS)
Una vez finalizada la declaración de todos los procesados pasamos a escuchar las declaraciones testificales. La primera declaración ha sido la del testigo protegido (figura reconocida en la LECRIM) ; el instructor jefe de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE), agente número 18.403, propuesto por 19 partes, entre ellas la Fiscalía. En sus respuestas
a preguntas de la fiscal, Olga Sánchez, el ahora analista de la comisaría general de información ha afirmado que tras el atentado la confusión era total. "No había ningún indicio en esos momentos" de qué era lo que podía estar ocurriendo. "Todas las posibilidades estaban abiertas. No había nada, no había ningún indicio que le sirviera a nadie" para saber lo que estaba ocurriendo, ha reiterado.
Cuando "llegan las noticias del descubrimiento de una furgoneta en Alcalá de Henares y la aparición de una cinta". Sin embargo, ha señalado que a pesar de que se trataba de una cinta de corte islámico "no determinaba absolutamente nada". Además, ha dicho el contenido no era "radical" ni "determinaba ninguna ideología". El siguiente paso se producen noticias de una reivindicación en un periodico londinense.
A pesar de la furgoneta y de la reivindicación de los atentados en un periódico londinense se siguen manteniendo todas las líneas abiertas, ha dicho porque "no había nada determinante". El siguiente paso, ha explicado, fue la aparición de la bolsa en la estación de El Pozo. Esa bolsa, ha dicho, que la examinó en las dependencias de los TEDAX junto al comisario general. "A partir de ese momento, esa es una de las líneas de la investigación que se divide en tres fases". La línea del explosivo que aparece, la línea del teléfono, que a su vez se divide en la del propio teléfono y la tarjeta que estaba dentro.
Su primera alusión a la mochila número trece levantó cierta expectación ya que dijo haber visto por primera vez la bolsa en dependencias de los TEDAX. El magistrado preguntó en un primer momento para que se ratificara en lo dicho. Después le pidió que situara "temporalmente después o antes" de la desactivación realizada en el parque Azorín. Fue después, tal como explicó. Su descripción del contenido es el conocido: un Trium T-110, explosivo, cargador y tornillería. Describió también la tarjeta SIM inserta en el terminal.
Respecto al contenido de la furgoneta Kangoo, el testigo dice que la cinta coránica no aportó pero sí una bolsa de plástico con restos de explosivo. Aclara el comisario de la UCIE que se les informó de que esos restos procedían de la mina de Asturias.
Puede que a partir de ahora podamos ir ordenando este rompecabezas. Ha llegado el momento de poner sobre la mesa de la audiencia las manifiestas carencias - errores - del sumario. Si esto se puede evidenciar veremos si el proceso mantiene el rumbo en el sentido actual o da un giro de 180 º por un golpe de timón "inesperado".

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