Cuando estamos alegres, no debemos pedirnos permiso para ello con la reflexión de si a todas luces tenemos motivos para estarlo. No hay nada que tenga una recompensa más segura que la alegria: porque en ella la recompensa y la acción son una misma cosa.
Nota:(Quien está alegre, siempre tiene motivo para ello, a saber, justamente el de estar alegre).
Nada hay que pueda sustituir tan perfectamente como la alegria a cualquier otro bien. Cuando alguién es rico, joven, bello y famoso hay que preguntarse si además es alegre para enjuiciar su felicidad; más a la inversa, si es alegre, no importa si es joven, viejo, pobre o rico: es feliz. Por ello debemos abrir todas las puertas a la alegria, cuando sea que llegue.
La alegria es la ganancia más segura y puesto que solo tiene valor para el presente, es el bien más elevado para aquellos seres cuya realidad tiene la forma de un presente indivisible entre dos tiempos infinitos.
Si es así que la alegria es el bien que puede sustituir a todos los demás, mientras que ningún otro bien la puede sustituir a ella, por consiguiente deberimos preferir la adquisición de este bien a la de cualquier otra cosa.
Ahora bien, es cierto que no hay nada que contribuya menos a la alegria que las circunstancias externas de la fortuna y nada que la favorezca más que la salud.
Por eso hemos de dar preferencia a ésta ante todo lo demás, y en concreto, procurar conservar un alto grado de perfecta salud, cuya flor es la alegria.
Su adquisición requiere evitar todos los excesos, también todas las emociones intensas o desagradables; también todos todos los grandes y constantes esfuerzos intelectuales, finalmente al menos dos horas de movimiento rápido al aire libre.
Curioso, presenta algunas claves de nuestras desdichas.
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