miércoles, 28 de febrero de 2007

EL ARTE DE SER FELIZ y XI

Una vez que un infortunio se ha producido y no se puede remediar, no permitirse pensar que pudiera ser de otra manera: como el rey David y los elefantes capturados. (el mundo como voluntad y representación). "Nos parecemos a los elefantes capturados que durante muchos días están terriblemente enfurecidos y forcejean, hasta que ven que es infructuoso, y súbitamente ofrecen serenamente su nuca al yugo, domados para siempre. Somos como el rey David, quien suplicó a Dios sin cesar y se mostró desesperado mientras vivía su hijo; pero una vez muerto el hijo, dejó de pensar en él". La historia se encuentra en 2 Samuel, 12, 15-23

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