Schopenhauer dice: no hay que entregarse a grandes júbilos ni a grandes lamentos ante ningún suceso, porque la variabilidad de todas las cosas puede modificarlo por completo en cualquier momento; en cambio, disfrutar en todo momento del presente lo más alegremente posible: esta es la sabiduria de la vida. Pero la mayoria de las veces hacemos lo contrario: los planes y las preocupaciones cara al futuro, o también la nostalgia del pasado nos ocupan tan plena y constantemente que casi siempre menospreciamos y descuidamos el presente. Y, sin embargo, solo este es seguro, mientrás el futuro y también el pasado casi siempre son diferentes de como los pensamos. Engañándonos de esta manera, nos privamos de toda la vida. Aunque para la eudemonía esto es bastante adecuado, de una filosofia más sería resulta, en cambio, que si bien la busqueda del pasado siempre es inútil, la preocupación por el futuro lo es a menudo y por eso solo el presente es el escenario de nuestra felicidad, lo cierto es, sin embargo, que este presente se convierte en pasado a cada momento y entonces resulta tan indiferente como si nunca hubiese existido: ¿Donde queda, pues, un espacio para nuestra felicidad?.
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