jueves, 29 de marzo de 2007

JUICIO 11 - M SUMARIO 20/O4 VIGÉSIMA SESIÓN

El jefe del Grupo de Estupefacientes de la Comisaría de Avilés cuando se produjeron los atentados del 11-M, Manuel García Rodríguez 'Manolón' ha reconocido ante el tribunal que en diciembre de 2003 vio a Emilio Suárez Trashorras con dos "moritos" en Avilés, pero asegura que su informador no le comunicó nada sobre ello, en contra de lo que éste sostuvo. Trashorras declaró que había avisado a 'Manolón' de todos los movimientos de 'El Chino', aunque sólo en referencia a la venta de hachís y nada sobre la compra de explosivos.

El policía ha insistido, tras su declaración del lunes a la fiscalía, en que no sabía nada de "los moritos". Admite que Emilio le contaba que hablaba con algunos, invitaba a su boda a otros, pero no sabía si siempre eran los mismos u otros. El procesado también le había dicho una vez que "los moritos" iban a Pontevedra "a cambiar el hachís por cocaína y hacían la ruta del norte". Pero no volvió a hablarle de la actividad de estas personas, según ha asegurado. Preguntado por qué no intervinieron, ha respondido que estaban "esperando a que Emilio dijera algo. Él se hacía de rogar y de repente decía algo".

Sin embargo, luego ha tenido que admitir que Suárez Trashorras le dijo en diciembre que "los moritos" iban a ir a Asturias y que, si quería, él iba de lanzadera para que pudieran detenerlos. Trashorras lo declaró así y también afirmó que 'Manolón' le había dicho que esperara, cosa que él no comprendía. El policía asturiano ha precisado que Emilio no dijo el día concreto que iban a aparecer por Asturias y que, por lo tanto, había que esperar y avisar a la fiscalía para poder intervenir. El testigo ha asegurado que "no tenía ninguna noticia de que ningún morito viniera a Asturias", pese a que luego los vio con su informador.

En cualquier caso, 'Manolón' ha reconocido que "al tráfico de hachís no se le hace mucho caso". Hachís era lo que vendía 'El Chino', al margen de que lo cambiara por explosivos.

Un comisario de la Unidad Central de Información Interior (UCII) ha relatado ante el tribunal del 11-M las primeras averiguaciones sobre la implicación de Jamal Ahmidan, 'El Chino', en los atentados.

Fue en Avilés, el 17 de marzo, a través del ahora procesado Emilio Suárez Trashorras, quien insistió en que "había unos moros en Madrid que podían tener relación" y puso a la policía tras la pista de la finca de Morata de Tajuña.

Este agente, especialista en terrorismo de ETA, que habló con Trashorras durante varias horas en reuniones informales, con partido de fútbol incluido, ha asegurado que el ex minero no les habló de la posible relación entre 'El Chino' y la banda terrorista ETA.

Según sostiene el procesado, les contó que Jamal Ahmidan le había dicho que los etarras detenidos en Cañaveras el 29 de febrero con una furgoneta cargada con 500 kilos de explosivo eran "amigos" suyos. El policía lo ha negado: "En ningún momento" Trashorras les comentó nada de eso. Claro, que después ha precisado que la entrevista no se producía a puerta cerrada y que él salía a veces, como salían otros mientras él estaba. El propio Trashorras se fue a comer y regresó después.

La 'caravana de la muerte' es como se llama a la furgoneta interceptada a los etarras Gorka Vidal e Irkus Vadillo 11 días antes de los atentados. Estos dos miembros de ETA, condenados recientemente, están llamados como testigos en el juicio a petición de las acusaciones constituidas por AVT y la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M y de la defensa de Jamal Zougam

Ahora, hay que esperar a ver qué declara sobre ello el agente de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) que también estaba presente en la entrevista a Trashorras y que declara a continuación.

ETA y los islamistas 'operativamente reacias'

Por otro lado, el tribunal del 11-M pidió al Gobierno que desclasificara los papeles del CNI que registran estas conversaciones. Preguntado por un abogado de la acusación si recibió instrucciones del Ministerio del Interior para que dirigiera la investigación hacia ETA, el testigo ha dicho que no.

Preguntado por una posible relación entre ETA y los islamistas, el agente, que se ha declarado experto en grupos terroristas españoles, ha declarado que, según su experiencia con ese tipo de organizaciones, son "operativamente reacias" a colaborar entre ellas y que "son bastante herméticas a nivel orgánico". "Otra cosa es que a nivel personal haya algún contacto", ha matizado.

Sobre la reaparición de ETA en el juicio, cabe destacar un último detalle de la comparecencia de este comisario de la UCII. El abogado defensor de Jamal Zougam y Basel Ghalyoun, José Luis Abascal, le ha preguntado si sabía si ETA había participado en el atentado islamista contra el World Trade Center de 1993. La sorpresa ha sido inevitable y el juez ha intervenido para decir que no se juzgan esos hechos.

Entonces, Abascal ha insistido preguntando al testigo si sabía si ETA proporcionó los pasaportes falsos a los terroristas de aquel atentado. El testigo ha respondido que no tenía información sobre ese atentado.

El agente de la UCII ha relatado cómo dieron por casualidad con Emilio Suárez Trashorras en Avilés y cómo acabaron con él cenando y viendo el fútbol mientras les contaba cosas de Jamal Ahmidan 'El Chino', fallecido en Leganés, y el procesado Rafá Zouhier.

Junto con otro compañero de la UCII y un miembro del CNI, llegó a Asturias el 16 de marzo siguiendo la pista de los detonadores y el trozo de cartucho encontrado en la furgoneta de la Renault Kangoo aparcada en Alcalá de Henares. Fueron a la empresa propietaria de este material, Caolines de Merillés. La UCII sólo se quedó con los nombres de mineros que "no tenían, por así decirlo, pedigrí".

Al día siguiente, 17, los policías fueron a Avilés y en la comisaría de la Guardia Civil, el testigo dice que se encontró con el jefe de Estupefacientes, Manuel García Rodríguez 'Manolón', que ha declarado también esta mañana ante el tribunal.

'Manolón' les dijo que tenían que hablar con una persona "que estaba emperrao en que unos moros de Madrid podían tener relación con los atentados". Aceptaron porque "no había nada que perder".

En el intento por esclarecer la trama asturiana de los explosivos, el juicio del 11-M ha llegado al testimonio del joven Gabriel Montoya, alias 'El Gitanillo', que ya fue condenado en 2004, cuando era menor de edad, por haber trasladado a Madrid una bolsa de deportes con unos 15 kilos de explosivos por encargo del procesado Emilio Suárez Trashorras.

Su declaración ante el tribunal detalla la noche de mediados de febrero en que acompañó a Trashorras y Jamal Ahmidan 'El Chino' varias veces a Mina Conchita a robar explosivos.

El 26 de febrero de 2004, Emilio lo llamó para ir a la mina. Con él estaba Jamal Ahmidan 'El Chino', al que Trashorras llamaba 'Mowgli', y otros dos "moros". Según la fiscalía, esos dos eran Abdenabi Kounjaa y Mohamed Oulad Akcha, que fallecieron junto a 'El Chino' en el suicidio colectivo de Leganés del 3 de abril. Tras los atentados, 'El Gitanillo' identificó al tal 'Mowgli' como Jamal Ahmidan. También era el hombre al que le entregó en Madrid una bolsa con 15 kilos de explosivos.

Según su relato, Emilio y Gabriel fueron a la Mina Conchita, pararon el coche delante de la barrera, Emilio se bajó del coche y un poco más adelante se reunió con unos hombres que vestían "mono azul de trabajo".

Al regresar, manifestó: "Esto ya está hecho". El testigo no le preguntó qué. Precisamente, en la sesión de la tarde, declaró ante el tribunal un picador de Mina Conchita que señaló que se ponían el "mono azul" para trabajar.

Posteriormente, el día 28, fueron a la mina con "los marroquíes". "Nosotros fuimos en un Toyota Corolla y los otros en un Golf negro", ha descrito. Estaba atardeciendo. Él se quedó en el Toyota, y Trashorras y 'El Chino' se bajaron y se adentraron en el monte. Regresaron a los tres cuartos de hora y oyó decir a Trashorras que le decía a 'El Chino' "que no se olvidara de las puntas y los tornillos".

Ya en Avilés, "los moros" se fueron "a comprar unas mochilas", "cuatro o cinco", "grandes, de montaña". A partir de ahí comenzó la noche del traslado de explosivos, la noche que le costó un disgusto a los padres de Gabriel, que entonces tenía 16 años, porque llegó a casa a las nueve de la mañana del día siguiente.

"Volvimos a la mina. Yo fui con 'Mowgli'". El testigo volvió a quedarse en el coche, esta vez un Ford Escort blanco, al otro lado del puente que precede al camino hacia la mina. Ellos se adentraron monte arriba con las mochilas. Bajaron al cabo de hora y media "con las mochilas llenas".

Regresaron a Avilés, al garaje de Emilio Suárez Trashorras; descargaron las mochilas y metieron los explosivos en bolsas de basura. Entonces, ellos, los visitantes volvieron a ir a la mina, pero se perdieron, así que Emilio y Gabriel fueron a buscarlos a un pueblecito, desde el que regresaron a Avilés, antes de emprender un nuevo viaje.

El tercer viaje fue con éxito. 'El Gitanillo' acompañó a los extranjeros. Emilio se quedó en Avilés. Procedieron de la misma manera. Entraron con las mochilas vacías y salieron con ellas llenas. Después, descargaron de nuevo en el garaje y se fueron a desayunar. Fin de la operación: a las nueve de la mañana. Ent total, según la investigación robaron algo más de 200 kilos. Un detalle: Emilio Suárez Trashorras se cuidó de no acompañar a 'El Chino' en ninguno de los viajes del robo.

La fiscal le ha planteado a Gabriel Montoya si no le preguntó a Emilio Suárez Trashorras por qué les facilitaba explosivos a "los moros". "Me dijo que era para robar joyerías, para reventar escaparates", ha respondido.

Después de los atentados, ha señalado el testigo, Emilio le dijo: "Menuda la que armó el 'Mowgli'".

Por lo visto, Trashorras no ocultó en ningún momento que sabía (por conocimiento o por deducción) que 'El Chino' había participado en los atentados de Madrid. El mismo día 12 de marzo, le dijo al inspector de la Unidad de Estupefacientes 'Manolón': "Esto es cosa de moros".

Los viajes del 'Gitanillo' a Madrid

La mano derecha de Trashorras en el robo y traslado de explosivos tenía 16 años entonces. No sólo hizo de 'taxista' para llevar a 'El Chino' a la mina y fue testigo mudo de la carga y descarga de Goma 2. También la trajo a Madrid sin mediar palabra y sabiendo lo que llevaba.

El primer viaje lo realizó a finales de enero. Viajó en un autobús Alsa por la noche y llegó a Madrid por la mañana. Llevaba una bolsa de deportes con unos 15 kilos de explosivos. Una vez aquí, llamó por teléfono a un hombre que después identificó como 'El Chino' y le entregó la bolsa. Trashorras le pagó 1.000 euros.

Asegura que no entonces no sabía lo que transportó en aquella bolsa, pero que lo supo al día siguiente, cuando se lo dijo su amigo Iván Granados. ¿Por qué lo sabía Iván Granados? "Él había ido con Emilio a buscarlos a una mina", le dijo. En su interrogatorio, el procesado Iván Granados reconoció esto mismo y declaró que Trashorras le había propuesto el transporte a Madrid, pero él se negó.

Lejos de distanciarse de Trashorras, Gabriel Montoya fue su cómplice y su colaborador en todo el robo de explosivos de finales de febrero relatado anteriormente. Y aún más. El 4 de marzo, realizó una nueva entrega de explosivos en Madrid.

Una mina 'fácil'

En la sesión de este martes, dos mineros han prestado testimonio sobre cómo trabajaban en Mina Conchita y han dejado clara la facilidad que los trabajadores podían tener para haberse llevado explosivos. Ramiro y Gonzalo López han declarado que, cuando llegaban a la mina por la mañana, se cambiaban de ropa en la caseta que hay tras cruzar la barrera (se ponían el "mono azul").

Después, cogían las llaves de los minipolvorines y subían a la mina, de donde cada uno cogía los explosivos que quería o creía que necesitaría para barrenar los "tajos" del día. Abrían el minipolvorín, cerraban y dejaba las llaves allí para el siguiente. Solía sobrar, quizá dos o tres kilos, ha dicho Ramiro. Después, daban cuenta de lo que habían cogido al procesado Emilio Llano, vigilante de la mina, que se lo descontaba a cada trabajador de su nómina a final de mes. "Emilio se fiaba", ha declarado Ramiro. (El mundo. es ) . Fuente.

Así lo ha visto LD. Además de la segunda parte de la declaración de "Manolón", la vigésima sesión del juicio por el 11-M dejó el testimonio del comisario de la Unidad Central de Información Interior (UCII) que participó en la investigación sobre el origen de los explosivos utilizados en los atentados. Casi todas las acusaciones se esforzaron, sin éxito, en que descartara la participación de ETA. Lo único que dijo fue que no recibió órdenes del Ministerio del Interior o de la Dirección de la Policía para orientar las pesquisas hacia la banda terrorista. El presidente del tribunal reprendió a un abogado que pretendía establecer la responsabilidad de Ángel Acebes: "Que yo sepa el ex ministro no está procesado", le aclaró.

Antes, Manolón, ex jefe de estupefacientes de la Comisaría de Avilés, que nunca conoció los planes de "los moritos" y que el ex minero Suárez Trashorras sólo era un colaborador "ocasional" a "cambio de nada" que se dedicaba a controlar a su controlador. Además, quedaron en evidencia sus lagunas con los reiterados "no me acuerdo". Entre lo más llamativo de la declaración, que reconoció que no hizo nada cuando su confidente le entregó una documentación falsa de uno de "los moros" y que "al trafico de hachís no se le tiene mucho en cuenta".

Por la tarde declaró el dueño de la empresa de construcción en la que trabajaba el acusado Saed El Harrak. Confirmó ante el tribunal del 11-M que en la bolsa que el procesado utilizaba para trabajar no apreció ningún sobre, como había adelantado El Mundo. Ni la Policía que inspeccionó esa bolsa ni la Policía Científica vieron ese manuscrito que la versión oficial presenta como el testamento de Kounjaa, muerto en Leganés. El propio El Harrak también negó en el juicio que le hubieran entregado esa carta.

Los testimonios de los mineros que trabajaron en Mina Conchita no coincidieron. Uno declaró que "casi" todos los mineros podían utilizar explosivos y detonadores y reconoció que "todos" tenían acceso a las llaves que abrían los minipolvorines. Otro, que había que conocer mucho la mina para localizar dinamita o detonadores, si bien reconoció que era factible sacar explosivos. También declaró el encargado de seguridad de la empresa "Canela de Seguridad", la distribuidora de los explosivos y detonadores a Mina Conchita, que explicó que la Guardia Civil vigila cada día la operación de carga del explosivo y son los agentes quienes tienen las llaves de los polvorines y los abren.

En una declaración totalmente dirigida por la fiscal Olga Sánchez, Gabriel Montoya Vidal, "El Gitanillo", confirmó que cuando acompañó a Suárez Trashorras, a "El Chino", conocido también como "Mowgly", y a dos personas más de raza árabe hasta la mina donde —según dijo— cogieron explosivos, escuchó al ex minero decirle a "El Chino" que no se olvidara de coger "las puntas y tornillos, que estaban quince metros más adelante". En el momento de los atentados "El Gitanillo" era menor de edad. Fue acusado en 2004 de participar en el robo y transporte de explosivos desde Asturias a Madrid, donde supuestamente se los entregó a "El Chino". Pactó su castigo con la Fiscalía.

Suma y sigue. Ahí vamos, de carrerilla hacía el limbo judicial.

No hay comentarios: