El 13 de Octubre de 1809, Napoleón había firmado la paz con Austria. Regresó a parís y dos meses más tarde manifestó en una asamblea de familia que había decidido disolver su matrimonio con Josefina ante la ausencia de descendencia. Deseaba Napoleón un heredero a la corona y la unión a una vieja dinastia. En febrero de 1810 fue comunicado al gobierno vienés que el corso pensaba casarse con la Archiduquesa María Luisa. Esta se sometió a la razón de estado siendo acogida con júbilo por todo el pueblo a su entrada a París.
El 20 de marzo de 1811 nació el deseado heredero de la corona. 
El hijo del emperador recibió el nombre de Francisco José Carlos y el título de rey de Roma. El pequeño rey era el ídolo del emperador que se mostraba como una persona de conmovedora solicitud y paciencia. Rodeó a su hijo de cariño y su retrato le acompañó a través de los campos de batalla, de la soledad de Rusia y en la noche en llamas de Moscú. Después vinieron los días de Leipzig, que iniciaron el desmoronamiento del imperio. El 23 de Febrero de 1814 puso Napoleón a su esposa e hijo bajo la protección de la guardía nacional, sin volver a ver a este desde entonces. María Luisa fué a Viena con su hijo, pero cuando Napoleón regresó de Elba, su única preocupación fué el temor de que pudiera vencer y reclamar el regreso de ella y de su hijo. la derrota de Waterloo le libró de esta pesadilla. Al renunciar por segunda vez al trono, Napoleón manifestó:
" Declaro a mi hijo Emperador de los franceses bajo el nombre de Napoleón II. Mi abdicación no será válida, si no se reconociera a mi hijo como emperador". Sin embargo, regresaron los Borbones y el muchacho de cuatro años solo fue diez días emperador de los franceses. A la edad de 21 años, el 22 de julio de 1832 murió como Teniente Coronel Francisco José Carlos, duque de Reichsstadt. Dos veces reclamó Francia a la familia imperial austriaca la entrega del cadaver de Napoleón II. Los Habsburgos lo rechazaron inquebrantablemente. Hasta que el 15 de Diciembre de 1940, centenario de la repratriación del corso muerto, en que ordenó Adolf Hitler el traslado del sarcófago a París. (Fuente. Signal. 2º número Enero 1941)
El hijo del emperador recibió el nombre de Francisco José Carlos y el título de rey de Roma. El pequeño rey era el ídolo del emperador que se mostraba como una persona de conmovedora solicitud y paciencia. Rodeó a su hijo de cariño y su retrato le acompañó a través de los campos de batalla, de la soledad de Rusia y en la noche en llamas de Moscú. Después vinieron los días de Leipzig, que iniciaron el desmoronamiento del imperio. El 23 de Febrero de 1814 puso Napoleón a su esposa e hijo bajo la protección de la guardía nacional, sin volver a ver a este desde entonces. María Luisa fué a Viena con su hijo, pero cuando Napoleón regresó de Elba, su única preocupación fué el temor de que pudiera vencer y reclamar el regreso de ella y de su hijo. la derrota de Waterloo le libró de esta pesadilla. Al renunciar por segunda vez al trono, Napoleón manifestó:
" Declaro a mi hijo Emperador de los franceses bajo el nombre de Napoleón II. Mi abdicación no será válida, si no se reconociera a mi hijo como emperador". Sin embargo, regresaron los Borbones y el muchacho de cuatro años solo fue diez días emperador de los franceses. A la edad de 21 años, el 22 de julio de 1832 murió como Teniente Coronel Francisco José Carlos, duque de Reichsstadt. Dos veces reclamó Francia a la familia imperial austriaca la entrega del cadaver de Napoleón II. Los Habsburgos lo rechazaron inquebrantablemente. Hasta que el 15 de Diciembre de 1940, centenario de la repratriación del corso muerto, en que ordenó Adolf Hitler el traslado del sarcófago a París. (Fuente. Signal. 2º número Enero 1941)
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