sábado, 2 de mayo de 2009

ISLAND RECORDS cumple 50 años

La discográfica más importante de la historia del pop cumple este año su 50º aniversario como infalible descubridora de talentos, como los de Bob Marley, U2, Nick Drake o Amy Winehouse. En 1972, cuando  Chris Black-well estaba en su despacho en Londres, recibió una visita sorpresa. Un tipo llamado Bob Marley. "Nadie quería trabajar con él. Tenía fama de rebelde, de incontrolable. Quería publicar un disco conmigo. Yo le di 4.000 libras. Nunca pensé que sacaría algo de aquello, pero a los cuatro meses volvió con Catch a fire". Aquel clásico de la música reggae fue el comienzo de la carrera del que luego sería el rastafari más famoso del mundo. Más de 50 millones de discos vendidos. Un icono revolucionario del siglo XX a la altura de Che Guevara. "Había magia en él. Era muy callado y muy serio, pero tenía una poderosa aura. Me impresionó. Pero al principio sus discos no vendían mucho. Sin embargo, la reacción cuando les veían era increíble. Fue en los directos en los que crearon su reputación".

Blackwell se deshizo en 1989 de Island Records, ya entonces con una gigantesca leyenda a sus espaldas. "No fue una decisión fácil venderla a Universal, pero se había convertido en algo demasiado grande. Nunca me han gustado las estructuras corporativas. Yo monté Island en 1959 porque me encantaba la música y todo lo que la rodea. No entré en esto como un hombre de negocios, sino como un fan".El ojo de Blackwell es legendario y su catálogo inabarcable. Además de ser el gran sello de reggae con Jimmy Cliff, Burning Spears o Black Uhuru, incluía a Cat Stevens, Fairport Convention, Nick Drake, Traffic, Tom Waits, Robert Palmer, B 52'S y unos jóvenes irlandeses llamados U2. "Bono también tenía aura. Recuerdo claramente que su música no me convenció, pero tenía una determinación tan clara de triunfar que no me cabía duda de que llegaría muy lejos. No siempre aciertas: Mike Scott, de Waterboys, tenía mucho talento, pero su carácter era tan difícil que lo desperdició".Nacido en 1937 en Londres, tras una primera infancia caribeña, aterriza en 1945 para estudiar en el Reino Unido. "Ser un niño en Jamaica en los cuarenta era muy bonito. Inglaterra era un lugar frío. Recién terminada la Segunda Guerra Mundial, lo recuerdo todo en blanco y negro". Decidido a no pisar la Universidad, vuelve a Jamaica, donde desempeñó los más variados trabajos, profesor de esquí acuático o ayudante del gobernador de la isla ("Me limitaba a abrirle la puerta del coche y cosas así").

En 1962, cuando Jamaica se independiza, se muda al Reino Unido. Tenía la nacionalidad británica. "Lo que hice fue vender discos jamaicanos en Inglaterra". Un golpe de suerte convirtió uno de ellos My boy lollipop, de Millie en un éxito. "Me hice conocido en el ambiente comercial. Una cosa llevó a la otra y de repente estaba metido en la escena británica".

Vaya desde aquí el homenaje a esta emblemática discográfica antes independiente y ahora dependiente de universal records. Cosas de la globalización. Fuente. elpais.es

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